El omnipresente actor argentino Leonardo Sbaraglia salta de proyecto en proyecto, de película a serie, de país en país. Ahora acudió a San Sebastián para participar en la competencia por las Conchas con Puan, una comedia de María Alché y Benjamín Naishtat, coprotagonizada por Marcelo Subiotto.

En ella interpreta a un profesor de filosofía que ha pasado años trabajando en Europa y ha regresado a la Argentina, amenazando el puesto en la universidad de un colega que no salió del país. EL UNIVERSO habló con él en exclusiva.

Sbaraglia (a la derecha) con los actores argentinos Mara Bestelli, Marcelo Subiotto, los directores Benjamin Nashtat y María Alche, equipo de la comedia 'Puan'. Foto: AFP

Su personaje aporta autenticidad a esta historia. Llega de forma arrogante y prepotente, pero a lo largo del tiempo se va volviendo más humano, se redime...

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Así es, tal cual. Es increíble lo bien que han logrado los directores transmitir la humanidad de los personajes que los va alejando de ese lugar de ring, de competencia. De pronto parece que la vida y el sistema los quiere poner en un ring de lucha, que después se va desarmando y humanizando. El personaje de Rafa entiendo que está puesto, fundamentalmente, para iluminar algo de la crisis del personaje principal de la historia, que es Marcelo Pena. Sin embargo, el de Rafael también va teniendo su vuelta de tuerca y su humanización.

El otro personaje, Marcelo, realmente vive unas crisis tremendas. Además, se ve como va haciendo de todo por congraciarse y ganarse su puesto. Debe ser algo muy duro toda esta competencia entre dos personajes tan importantes.

Sí, creo que realmente es una película que logra poder establecer y contar muchas dimensiones de la realidad. Me parece que los personajes están muy bien observados y contados por Benjamín Naishtat y María Alché, quienes, además, conocen muy bien este mundo académico y filosófico, ya que el papá de Benjamín es filósofo, por lo que logra transmitir los detalles y los pliegues de este mundo y esta situación. Como te decía, lo hacen con mucha sabiduría y con mucha complejidad. En esta situación se usa el mundo de la filosofía, en realidad, para hablar sobre los temas que todos los seres humanos nos preguntamos, y quizás, ni siquiera sabemos que nos los estamos preguntando, ¿qué somos?, ¿para qué estamos?, ¿cómo seguimos frente a la muerte de alguien tan querido que nos había contenido y guiado hasta ahora? Y frente a esa muerte surgen nuevas preguntas.

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¿Le gusta la filosofía?

No sé si me gusta a mí particularmente. El poco contacto que he tenido, tanto con la sociología como con la filosofía, es un contacto que bueno... A mí, escuchar los dialogos de la película y escuchar a Marcelo, que es alguien muy culto, me hace pensar siempre en decir: ¿cuánto más contenido humano uno puede tener? Me dan ganas de ser más culto, de leer más y de entender mejor, porque cuando uno entiende y está más formado puede observar la realidad con herramientas que, de pronto, no se tienen tan a mano, e igual si que son herramientas valiosas de tener.

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El actor Leonardo Sbaraglia, posa este martes durante la presentación de la película "Puan", en el 71 Festival Internacional de Cine de San Sebastián. Foto: EFE

Usted es una persona que, además, absorbe de cada obra que hace, lo cual es muy rico porque hace cosas muy variadas y creo que lo importante del cine y de todo esto es poder entrar en cada personaje y entender la historia.

Por eso voy eligiendo lo que quiero hacer. Muchas veces digo: “Me hubiese encantado tener un año de trabajo”, ya que todos los personajes te invitan a poder aprender. No conocía tanto de Espinosa, por ejemplo, y me hubiese gustado mucho haberme enterado sobre gente que ha entendido y creado herramientas sobre la realidad hace tantísimos años, pero que siguen siendo muy actuales en la reflexión. Creo que justamente el terreno del que yo creo que la película habla tiene que ver con este terreno, con el cual empezamos la nota. De pronto la vida y las condiciones del mercado te ponen en una situación de lucha en un ring, donde parece que el único medio es la competencia. Creo que hay posibilidades de desobedecer a eso y no competir, sino aliarse y aprender el uno del otro pudiendo intercambiar conocimientos y experiencias para poder establecer una sociedad donde, como dice el personaje de Rafael: “El dolor de uno debiera ser el dolor de todos, y donde la alegría no solamente debiera ser un derecho, sino que debiera de ser el primer derecho”, y esto me parece esperanzador.

Me parece fantástico y me encanta que siendo tan profunda la historia tenga este humor tan inteligente, un humor muy humano.

Exacto. El humor es una mirada que nos ayuda a pensar la realidad, a poder asimilarla y digerirla. Yo tenía un gran amigo, una persona que la vida me dio la oportunidad de conocer, y siempre decía: “El humor nos salva. Es una herramienta fundamental para poder salir del encierro”, y creo que la película lo logra.

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El humor es el mejor instrumento para decir cualquier verdad, dolorosa o no. Es espectacular, lo más inteligente, ¿no?... Y más en una película donde al espectador le tienes que hacer entrar en tu mundo.

El humor es un vehículo, como tú dices, maravilloso para poder entrar en la historia, y esta película lo tiene y mucho, un humor muy inteligente, muy humano y muy bien observado por Benjamín Naishtat y María Alché.

Representantes de las 25 películas argentinas presentes en el Festival de San Sebastián, entre los que estaban Santiago Mitre, Leonardo Sbaraglia y Dolores Fonzi, realizaron el pasado domingo 24 de septiembre una protesta contra el ultraderechista Javier Milei que ha anunciado el cierre de instituciones culturales si es elegido presidente. EFE/ Juan Herrero. Foto: EFE

El final nos deja con una inquietud. Marcelo se fue a Bolivia, ¿qué hizo Rafael?, ¿se quedó o regresó a Fráncfort?

Yo creo que Rafael también entró en una crisis de bajada a la tierra Argentina, a la tierra donde las condiciones son diferentes a las que él estaba acostumbrado, probablemente hace 20 años que no tiene que lidiar con un corte de calles, con una ducha compartida o con poner el cuerpo para la lucha colectiva.

No sé si está usted en el mejor momento de su carrera, pero seguramente sí en el más ocupado. ¿No se estresa?

Estoy con un montón de cosas la verdad, y agradecido. La pandemia fueron años difíciles y al mismo tiempo de recapitulación de muchas cosas, pero te diría que después no he parado de trabajar, un proyecto tras otro. Estoy llegando un poco con la lengua fuera a fin de año, deseando vacaciones. He terminado recientemente la serie de Carlos Menem, que es un expresidente argentino, una producción de Prime Video en seis capitulos, que yo creo que va a ser maravillosa, de las cosas más importantes que me han tocado a nivel actoral. Ahora estoy a punto de trabajar en una película para Netflix con Diego Lerman, una película también muy importante. Además, estamos esperando el lanzamiento de Las azules, que es una serie que hicimos en México que creo que se va a lanzar el año próximo, entre abril y mayo, con Bárbara Mori. Igualmente, va a venir una producción mexicana para Apple TV. Ahora el 20 de octubre es el lanzamiento de la séptima temporada de Élite, en la cual también participé.

Para usted como actor, saltar de una cosa a la otra, digamos del cine a una serie, ¿cuál es más demandante?, ¿en cuál se encuentra con más desafíos?

Bueno, en este momento con el tema de las series en plataformas, que es un fenómeno relativamente nuevo, pero que ya lleva casi diez años, bueno... más de diez años, porque yo lo que hice en series a nivel internacional fue la segunda temporada de Epitafios para HBO, que nos nominaron para el Emmy Internacional, y a partir de ahí hay algo que empezó a cambiar. Desgraciadamente, en Argentina hemos perdido un poco la ficción en la televisión abierta, y eso da pena. La verdad, uno cree que todo el mundo tiene estas plataformas como Netflix y Prime Video, pero no es así. Entonces, está perdiéndose en la televisión abierta lo que es la ficción, y eso realmente da pena. Pero bueno, en mi caso la verdad que soy un privilegiado que puede ir pasando entre la televisión, las series y las películas. Si están bien hechas y las condiciones de trabajo son buenas, a mí me gusta hacerlo todo. (E)