El 28 de agosto de 1998, Saidel Brito, recién graduado del Instituto Superior de Arte en La Habana, llegaba al Aeropuerto Internacional Mariscal Sucre en un vuelo que parecía ser eterno. Desde Cuba, familiares lo llamaban preocupados al escuchar que un avión con el mismo rumbo, La Habana a Quito, había sufrido un trágico accidente. No obstante, el artista había llegado sano y salvo a la capital, pues la vida tenía grandes planes para él aquí, en Ecuador.