Si planea salir esta noche en alguna urbanización con sus hijos, sobrinos o niños de la casa a pedir dulces por Halloween, tenga en cuenta algunos consejos que garantizarán que la diversión y las sonrisas continúen sin contratiempos durante toda la noche.

Además, un buen comportamiento entre vecinos evitará que se produzcan malos entendidos o desacuerdos.

En Ecuador, cada urbanización seguramente tendrá su propia normativa interna que será mejor consultar para evitar inconvenientes o perturbar la paz del vecindario.

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Sin embargo, una señal clara de que una vivienda está preparada para repartir dulces y serán bienvenidos a tocar su puerta es si tiene decoración de Noche de Brujas en su patio o puerta exterior.

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En ese caso, de seguro los miembros de ese hogar estarán esperándolos con dulces para llenar sus cestas. Toque el timbre con cortesía y enseñe a sus niños a hacerlo del mismo modo cuando sea el turno de ellos de llamar a la puerta.

Por el contrario, si una casa tiene sus luces apagadas, de seguro sus habitantes esperan no ser perturbados durante la noche. Lo más amable de su parte será avanzar a la siguiente puerta.

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Aunque pedir dulces puede ser un momento divertido, será potestad de los padres el decidir cuántos de esos dulces se les permite o no a los niños consumir al regresar a casa. Para evitar rabietas, probablemente será mejor que lleguen a un acuerdo antes de iniciar el recorrido y cumplirlo hasta finalizar la noche.

Por último, ponga en marcha las medidas de seguridad que aplicaría en cualquier salida vespertina o nocturna, incluso de adultos: mantenerse cerca del grupo o fijar un horario de regreso (sin dejar franja de negocación posterior).

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Consejos de una mamá guayaquileña

“Mi hijo nunca va solo; yo como mamá siempre estaba unos pasos más atrás de él, con otras mamás, y lo dejaba ser. Pero nunca se dio el caso de que yo me quedaba conversando por otro lado y él se iba a pasear con sus amigos; eso jamás: siempre estoy con él”, explica Gina, mamá guayaquileña de 36 años.

No sería prudente tampoco delegar el cuidado de su hijo a algún otro adulto.

“Otra situación que se presenta es que los dulces pueden estar dentro de la casa y te invitan a pasar, pero por seguridad siempre les pido que mejor los dueños de la vivienda salgan, siempre siendo cordial”, continúa. “Y si insisten sobre que los niños entren porque la decoración está muy bonita, entro con ellos y aviso a mi grupo dónde estaré, pero son muy pocos casos”.

Asimismo, ella aconseja recordarles a los niños que siempre permanezcan en la vereda y jamás bajen a la calle; y que, si van en grupo, jamás se dividan entre ellos. “En el momento que quieran separarse, se acaba el paseo”, sentencia.

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Por último, recomienda decirles a los niños de más baja estatura no mezclarse con los más altos o mayores en edad y viceversa, pues considera que es una buena oportunidad para enseñarles a respetar el espacio personal del prójimo.