Somos es un restaurante de Quito ubicado en la avenida Eloy Alfaro, que nace con buen fondo.

De una chef ecuatoriana, Alejandra Espinoza, que vivió y estudió muchos años en Francia, pasando por instituciones culinarias que han sido la meca mundial de la gastronomía y con aires y ganas de emprender desde lo local, valorando el producto y las técnicas tradicionales. Un buen comienzo. El restaurante nace poco antes de la pandemia, y tiene lo mejor de dos mundos, a elección del cliente, comida a la carta, de autor, y un menú de degustación de ocho cursos.

Escogimos la degustación que dio inicio con una ostra con vinagreta de maracuyá y saúco. La vinagreta, acertada. No estoy tan seguro de su aporte a la ostra, para volverla algo distinto, único.

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Chontacuro asado con un tartar de paiche envuelto en lechuga. Foto: Gourman Gourman

Siguió un chontacuro asado con un tartar de paiche envuelto en lechuga. Dio en el clavo. El chontacuro es una de las delicias de nuestra gastronomía, subvaluado. Es un gusano que se alimenta del corazón de la palma de la Amazonía. Asado es crocante pero muy suave, jugoso en su interior y, dependiendo de su cocción, su sabor trae recuerdos de coco y frutas tropicales. El paiche es también un pescado amazónico, de río, firme, de gran textura. Un plato muy coherente.

El tercer curso fue un locro de cangrejo con chulpi. De interesante contextura, aunque no logró aflorar o resaltar el sabor del cangrejo.

Tamal de maíz morado en salsa de chocolate. Foto: Gourman Gourman

El cuarto curso fue un tamal de maíz morado en salsa de chocolate, coronado con yogur griego, que no nos impresionó. No logramos entenderlo.

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Luego vino un ceviche de dorado con maní, cítrico, pepino y maíz tostado. Tremendamente fresco, al estilo Jipijapa, pero distinto, con retrogusto más complejo, muy bien balanceado .

El langostino con chutney de tamarindo y coco rallado fue un acierto. Gran combinación. Este plato fue el primero de la cena que produjo una explosión de sabores en el paladar.

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El cerdo confitado con mortiño y puré de camote, aunque no es novedoso, estaba técnicamente perfecto.

Langostino con chutney de tamarindo y coco rallado. Foto: Gourman Gourman

Finalmente, un mero ahumado con una base mojada de yuca, refrito y salsa de maní, uno de los mejores platos de la cena. Su construcción añadió fortaleza sin que el mero deje de ser el centro del plato.

Me parece que Somos es un restaurante que está buscando su identidad, atreviéndose a innovar con técnicas y con bases, y que, de seguir por esa línea dentro de poco puede dar que hablar. Su decoración es cálida, acogedora, con muy buen servicio, aunque podría mejorar su variedad de licores, vinos y bajativos.

Los platos a la carta también se perciben bien elaborados, con un costo razonable para la calidad que el comensal recibe. Una experiencia que vale la pena probar. (O) elgourman@gmail.com

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