Crear un espacio que represente el poder de lo local con una visión global, es lo que Gabriela Arturo tenía en mente cuando empezó a diseñar su propuesta para el primer concept store de Amex, en Quito. La máster, con estudios en Retail Design en la Escuela de Diseño e Ingeniería de Barcelona, explica que el concepto de la tienda gira en torno al shop small, think big, cuya premisa es “apoyar a emprendedores en un espacio con estética contemporánea, sofisticada y emocionalmente conectada con Quito”.

“Nos inspiramos en el trazo urbano de la ciudad, en la estética de los mercados locales reinterpretada desde una óptica minimalista, casi futurista, y en el color azul como símbolo de confianza e identidad de la marca”, explica Gabriela, quien lleva en el mundo del diseño más de ocho años, y añade que el mural, que está en el edificio y que se pintó “como si fuera una postal viva”, fue clave para anclar la narrativa visual a la ciudad capital.

Gabriela Arturo tiene ocho años de experiencia en el mundo del branding y retail. Foto: Andrea Alvarado

Para crear una experiencia única en los visitantes, el equipo de Gabriela jugó con una distribución fluida, en la que los clientes no solo puedan comprar, sino que también puedan moverse libremente, interactuar con los productos y vivir “un storytelling espacial”. “Prácticamente no hay esquinas vacías: cada ángulo tiene detalles que invitan a quedarse, mirar, tocar y curiosear”, resalta la diseñadora.

En el Amex Shop Small Pop-Up hay un equilibrio entre funcionalidad comercial y una experiencia visual memorable. Aspectos como la madera clara, los espacios monocromáticos, el vinil metalizado y las estructuras metálicas en tono azul generan contraste y calidez en la decoración del lugar. En tanto, que la iluminación es protagonista, pues ella “dirige, emociona y guía todo el recorrido”.

Percepción de marca y la interacción del cliente con el espacio

Materiales como la madera clara, los espacios monocromáticos, el vinil metalizado y las estructuras metálicas en color azul generan contraste y calidez en el Amex Shop Small Pop-Up. Foto: Andrea Alvarado

Para Gabriela, un buen diseño puede transformar una marca en experiencia. “El mural ilustrado, los muebles personalizados, la paleta cromática audaz y saturada, y los toques de vegetación y luz crean una atmósfera inmersiva. Cada rincón fue diseñado para ser el famoso término (que no me gusta) ‘instagrameable’, pero, sobre todo, para ser sentido, recordado y recomendado”, apunta la directora creativa y CEO de Studiopuntoga.

La retail designer también reflexiona sobre el poder que tiene el diseño para dignificar lo local, romper con lo genérico y crear nuevas formas de consumo. Explica que este “puede convertir tiendas en escenarios, productos en megaprotagonistas y clientes en súper fanes”. Además, recalca que en Ecuador el reto es empezar a crear narrativas propias con valor y estética global.

El diseño refleja una mirada moderna, proyectando la ciudad como destino ‘cool’, creativo y con identidad. Foto: Andrea Alvarado

Uno de los mayores aprendizajes que le queda a Gabriela de este proyecto es que el diseño sí puede cambiar la forma en la que las personas compran, se relacionan y recuerdan una marca. Y enfatiza en que, en cuanto a diseño, “cada decisión debe de tener una razón y un impacto: visual, emocional y comercial”. Y recomienda que “no diseñes para que se vea bonito, diseña para que conecte, venda y deje huella, teniendo súper claro para quiénes lo estás haciendo”.

En la decoración se integran elementos que conectan con la arquitectura local y el ’lifestyle’ quiteño. Foto: Andrea Alvarado