La actriz italiana Marina Salvarezza recuerda que llegó a Ecuador en agosto de 1976, con la finalidad de participar en la inauguración de la escuela Valdivia, de propiedad de su cuñada. Pero en su visita también estaba la ilusión de conocer Latinoamérica y por supuesto Guayaquil, ciudad de donde es su esposo, Alberto García. Pero su estadía se extendió a más de 40 años, pues quedó flechada de la Perla del Pacífico y convenció a su esposo para quedarse a vivir aquí.

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“Me encantó Guayaquil”, declara una de las primeras italianas en habitar la ciudad y uno de los grandes referentes de las artes escénicas en el país.

De Guayaquil adora el clima, los árboles y la gente. “Me gusta el calor, me gusta vivir así con unas chancletas, una blusita, no me gusta crearme problema de elegancia”, afirma la actriz mientras recibe la refrescante brisa que proviene del estero Salado. Confiesa, además, que su esposo siendo guayaquileño “tuvo más problema en adaptarse”, pues fueron casi12 años los que vivió en Italia.

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“Yo creo que Guayaquil tiene un potencial enorme... Yo siento que es una ciudad especial... instintivamente Guayaquil es una ciudad fantástica”, indica Salvarezza, quien no niega que en varias ocasiones la realidad social la hizo pensar en regresar a su tierra natal.

Actriz Marina Salvarezza. Foto: Archivo

Al inicio no dominaba por completo el español, y cuenta que esto le trajo “algunas metidas de patas”, pues en una ocasión le dijo “sapo” a una persona, sin caer en cuenta que era un apodo secreto y no un nombre como ella pensaba.

Durante su estadía se propuso a tocar puertas en algunos espacios culturales del país. En Milán se había titulado en teatro y encontrar un trabajo en esa área era su misión. Uno de los primeros lugares a los que acudió fue la Casa de la Cultura, núcleo del Guayas, pero en ese entonces se decepcionó de lo que encontró. “La Casa de la Cultura era como una bodega de muebles viejos, con ratones”.

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Un año después, en 1977, ingresó al taller del grupo El Juglar, de Ernesto Suárez donde encontró a quienes se convertirían en los amigos de toda su vida como Azucena Mora, Miriam Murillo, Augusto Enríquez, Oswaldo Segura, Laura Suárez, entre otros. “Con mis compañeros de El Juglar tenemos una amistad eterna”.

Desde ese entonces Salvarezza comenzó a construir una carrera artística en el país. Participó en producciones televisivas como Los Sangurimas, La muerte llega mañana, Por amor propio y en películas como Retazos de vida y Prueba de vida.

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Actriz Marina Salvarezza. Foto: Archivo

Y desde hace más de 20 años es docente en la Universidad Casa Grande, donde en el 2009 abrió la carrera de Artes Escénicas. “Soy muy pegada a la universidad, estoy jubilada, pero sigo dando clases”. Actualmente se dedica a la producción de obras teatrales en la Casa Museo, donde custodia los títeres originales de Ana von Buchwald, precursora de títeres del país.

Lo de la docencia también lo ha llevado de manera virtual y particular, ya que ha ofrecido clases de idioma. Ella estudió alemán, francés e inglés, pero también da clases de italiano.

Aunque dice ser una experta en preparar espaguetis, admite abiertamente que no se lleva de lo mejor con la cocina, aún teniendo cientos de libros de cocina. “Las recetas no me resultan como yo quiero”, dice. Agrega que su plato favorito de Ecuador es el llapingacho y el locro de papas. “Aquí se come bien”, expresa, mientras menciona otras delicias como el seco de pollo, el pescado frito y más.

Amor y su familia

Actriz Marina Salvarezza. Foto: Archivo

Salvarezza conoció al amor de su vida en Milán, cuando aún estaba cursando la secundaria, a los 17 años. Luego de cinco años se casaron en Italia, cuando ella tenía 22 años. Y este año celebraron su aniversario 51 de boda.

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Fruto de su amor nacieron sus dos hijos: Verónica, de 48 años, y Pier Lorenzo, de 44 años.

Con solo 18 años, el ecuatoriano había ido a vivir a Italia para acompañar a su hermana, la soprano Teresa García Franco (fallecida en el 2006), quien en esa época estaba cursando sus estudios en el conservatorio de Milán.

Cuenta que no tienen los mismos gustos cinéfilos, pero comparten su gusto por la lectura y el arte. En medio de esta entrevista queda expuesta su afición por las películas con tintes de suspenso, psicológicas y policiales.

Marina y su esposo llegaron a vivir a Ecuador dos años después de casados. Al ser hija única, fue difícil para sus padres aceptar esta decisión, más cuando ya se habían encariñado con su primera nieta. Pero con el pasar de los años lo asimilaron, y cada que eran vacaciones escolares en la Costa ecuatoriana, recibían con emoción a sus dos nietos en Italia.

Todos los años viaja a Italia a quedarse en la casa que le dejó su mamá, quien falleció en el 2020, a los 98 años, a causa del COVID.

Cuando tenía a su mamá con vida, Marina viajaba al menos cada tres meses, para cuidarla y hacerle compañía. Marina siempre quiso que su mamá se venga a vivir con ella, pero nunca lo permitió. Fue así como por algún tiempo repartió su tiempo entre Ecuador e Italia. (I)