Si la justicia poética puede reponer lo que la justicia institucional no, entonces el dramaturgo Santiago Roldós se atreve a probarla. La Mancomunidad Muégano Teatro, que Roldós codirige, inauguró el viernes 22 de octubre una muestra colaborativa en el callejón Magallanes (Rocafuerte entre Tomás Martínez e Imbabura), la cual conmemora a las víctimas de represiones políticas y en concreto la muerte del mandatario Jaime Roldós y Martha Bucaram, sus padres, en el fatídico viaje presidencial del 24 de mayo de 1981, hace exactamente 40 años.

Archivos de video y audio de 1979 a 1981, documentos históricos (como la Carta de Conducta de Riobamba de 1980), y la participación de artistas, investigadores, estudiantes y más invitados a cargo de conversatorios y debates sobre la democracia en América, talleres, performances, lecturas y juegos teatrales, entre otras expresiones, conforman esta iniciativa, que se ha denominado Museo por venir, abierta al público hasta el 2 de noviembre.

Entre ellos están los teatreros mexicanos Rubén Ortiz y Ricardo Andrade; el cineasta Manolo Sarmiento (La muerte de Jaime Roldós); los artistas visuales Oswaldo Terreros y Gabriela Cabrera; los activistas Víctor García y Cristina Burneo; la banda ecuatoriana Lolabum, entre otros. Se destaca igualmente la proyección de las películas del cineasta y documentalista chileno Patricio Guzmán (La batalla de Chile).

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“La idea de hacer un museo, pese a que somos gente de teatro, es la expansión de un diálogo interdisciplinar de artistas” en la búsqueda de una reparación simbólica, ilustra Roldós, quien explica que esta propuesta se enmarca dentro de la manifestación conocida como la ‘escena expandida’. Se trata de “un teatro profundamente político”, dice el también actor, el cual busca dinámicas para que el espectador deje de ser un sujeto pasivo de la obra, sino que interactúe y, sobre todo, que proponga otras reflexiones acerca de ella.

Y esa es la intención de este museo bautizado Por venir, “porque es lo que quisiéramos que fuera el presente, nos interesa el pasado para preguntarnos qué de ese pasado sigue afectándonos”.

En su versión itinerante, Santiago llevó parte de la exhibición a Zapotillo (adonde el presidente y la primera dama se dirigían), Celica-Huairapungo (donde se estrellaron) y Saraguro (donde se dice que sus restos cayeron), en Loja. En este viaje experimentó justamente lo que llama “un trueque cultural” cuando los lugareños celebraron una ceremonia de curación y una danza tradicional, a cambio de la proyección de la cinta sobre el deceso del gobernante. Esta experiencia ilustra un poco la noción del teatro expandido que refiere el artista.

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En Zapotillo, donde el Museo Por Venir recorrió de forma itinerante, hay una estatua del presidente Jaime Roldós en honor al viaje presidencial fallido del 24 de mayo de 1981, el cual tenía como destino ese cantón. Foto Cortesía. Foto: El Universo

No se puede sanar solo, la sanación es comunitaria”, concluye Santiago Roldós. “Somos un país sin mucha justicia y nosotros estamos investigando dispositivos con los cuales podamos hacernos justicia, como este proyecto… Para dejar de sentirnos víctimas y asumir nuestro papel de sobrevivientes”.