Quienes madrugan a esperar carro a lo largo de la calle 17, en el suroeste de Guayaquil, lidian a diario con un problema que se siente en ese y otros sectores de la ciudad: los buses urbanos dejan a su paso una densa capa de humo entre negro y gris que se expande en el ambiente y lo contamina.

Respirar libremente se torna difícil para quienes reciben esas descargas mientras permanecen en la vía pública. En algunos casos, las personas se cubren con pañuelos o con el codo con el afán de evitar la humareda.

“Parece que andan fumigando”, “Demasiada contaminación tan de mañana”, “Cómo pasan las revisiones en esas condiciones”. Esos son algunos de los cuestionamientos de los usuarios de la transportación urbana ante ese escenario que se repite en el centro de la ciudad, en calles como Aguirre o Rumichaca, por ejemplo.

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¿Qué se puede comprar con $ 0,40?, el valor que los transportistas urbanos de Guayaquil exigen como nuevo costo del pasaje

Por el estado de muchos de estos buses urbanos la ciudadanía ha manifestado su oposición a que se suba la tarifa del pasaje, que actualmente es de $ 0,30.

Por su parte, los transportistas han insistido desde la anterior administración municipal en una eventual alza del pasaje aduciendo, entre otros temas, que las restricciones de movilidad impuestas en la pandemia del COVID-19 afectaron los ingresos que percibían.

Y en esas condiciones, han sostenido, les resulta complejo solventar los costos operativos y pagar los créditos que obtuvieron para comprar nuevas unidades, en el caso de quienes optaron por aquello.

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El alcalde de Guayaquil, Aquiles Alvarez, quien durante su campaña en busca del sillón de Olmedo se mostró abierto a revisar la tarifa del pasaje, ha sido claro en su postura: no habrá incremento del pasaje mientras los transportistas no cumplan las exigencias del cabildo porteño.

¿Cuáles son esos requerimientos? En entrevista con este Diario, el personero municipal habló de su intención de implementar un transporte digno, lo que implica tener unidades con aire acondicionado considerando el clima de la ciudad. A más de ello dijo que debe mejorar el trato que los conductores dan a los pasajeros.

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“La gente, por supuesto, está dispuesta a pagar un poco más si tiene un gran servicio. Si a nosotros nos dicen ‘aquí están los buses con estas exigencias y hemos cumplido’, por supuesto que vamos a analizar subir la tarifa acorde a la realidad de los guayaquileños”, expresó Alvarez.

El alcalde puso como ejemplo al cantón Durán, donde hay cooperativas de buses urbanos con unidades con climatización que cobran algo más de la tarifa regular.

Pero ¿cuán factible es renovar la flota en Guayaquil cuando hay transportistas endeudados con buses que adquirieron antes de la pandemia del COVID-19? A ello se suma la preocupación del gremio por la aparente reducción que ha tenido la demanda del servicio luego de la crisis sanitaria.

Al respecto, el alcalde tiene una propuesta que, según él, ya ha sido tratada en reuniones con ciertos transportistas. Mencionó que actualmente sí hay control a los buses que circulan en la urbe, que no hay tolerancia de parte del cabildo, pero que como autoridad local es consciente de que retirar todas las unidades en malas condiciones podría afectar al servicio también.

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Y por ello, el planteamiento municipal es que el gremio renueve progresivamente la flota.

“Incluso les hemos propuesto que nosotros, como Municipio, (podemos) acompañarlos a una institución financiera. Buscar fideicomisar (sic) el cobro del transporte urbano para que así una institución financiera asegure el cobro renovando las flotas. También ya son cosas que están en la cancha de ellos”, sostuvo Alvarez y añadió que para concretar esto se requiere la buena voluntad del transportista.

¿Y qué pasaría con la deuda que algunos vienen arrastrando? El alcalde refirió que en el mundo financiero “todo es posible”, que el tema se torna complicado porque hay quienes están de acuerdo y otros que ni siquiera se interesan en la opción, pero dijo haber mantenido reuniones importantes. Es optimista de que esa propuesta se concrete, señaló.

“Por eso es importante la mano que les ha extendido el Municipio de Guayaquil para estructurar algo que permita que la institución financiera se asegure en el cobro y poder tener nuevos transportes en Guayaquil. Lo de fideicomisar (sic) los ingresos apoyándose en una tarjeta única (de transporte), por supuesto que cualquier institución financiera va a decir que sí”, expuso él.

En marzo del año anterior, los transportistas suspendieron las actividades con el propósito de hacer escuchar sus exigencias en torno al alza del pasaje. Según Christian Sarmiento, presidente de la Federación de Transportes Urbanos del Guayas (Fetug), el sector hizo un estudio con profesionales que fija en $ 0,48 la tarifa, pero en ese entonces ellos pedían subir el costo a $ 0,40.

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Sarmiento reconoció este martes, 5 de septiembre, que de momento en Guayaquil más del 50 % de la flota de buses circula sin haberse matriculado o cumplido con la revisión técnica del 2022.

La situación le preocupa porque, según él, desde este viernes 8 empieza el nuevo cronograma transitorio que hizo el cabildo porteño para efectuar la revisión. “No es que no queremos pagar la matrícula o realizar la revisión técnica vehicular, es que no hay dinero para hacerlo”, aseveró el dirigente.

El parque automotor de buses estimado en el Puerto Principal es de 2.600 unidades, de las cuales algo más de 1.200 fueron adquiridas entre el 2014 y 2019. De esos vehículos, dijo, hay quienes vienen arrastrando deuda por la compleja situación del gremio.

Refirió que cada mes hay transportistas que no pueden cumplir con el pago de $ 1.400 de su deuda ya refinanciada, pues en la actualidad experimentan un 30 % de baja en la demanda de usuarios desde el COVID-19 y ahora por la inseguridad que azota a la ciudad.

Con ese escenario, Sarmiento considera que la propuesta de renovar la flota por la vía del fideicomiso no es viable. “La única solución para poder solventar la situación con el incremento de los insumos, como principal el combustible, los insumos de los aceites y llantas, que van de la mano con eso el alto costo de vida, por no tener regulada una tarifa de una manera técnica, no política, es lo que nos ha llevado a la quiebra y a un mal servicio a la ciudadanía”, manifestó él. (I)