El capitán de Navío Carlos Zapata Cortez, director del Instituto Oceanográfico y Antártico de la Armada (Inocar) y presidente del Estudio Regional del Fenómeno El Niño (Erfen), explicó los criterios que se analizan para las actualizaciones del desarrollo del evento natural.

Para la declaratoria oficial del fenómeno en el país se toman en consideración cuatro parámetros, de los cuales tres ya se han cumplido. Él dio detalles sobre estos índices y estimó el grado del fenómeno que se presentaría este 2023, de acuerdo con las condiciones actuales.

¿Cómo está actualmente el análisis del fenómeno de El Niño?

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Como comité Erfen, el cual está conformado por varias instituciones del Estado, semanalmente nos reunimos para intercambiar información en función de los parámetros que cada institución analiza. Hemos visto un desarrollo del calentamiento de las aguas tanto en el Pacífico Central como frente a nuestras costas y esto es lo que nos ha ido dando a nosotros un indicio de lo que está pasando, lo que está materializándose, que es la llegada de un evento de El Niño a nuestras costas.

Actualmente conocemos que hay un protocolo desarrollado por la Secretaría de Gestión de Riesgos en conjunto con el Erfen. Hay cuatro criterios que se analizan, ¿cuáles son esos?

Efectivamente, nosotros trabajamos con la Secretaría de Riesgos para desarrollar un protocolo que nos permita establecer los estados de observación y los estados de alerta. Los estados de observación los da el comité Erfen y los estados de alerta da la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos. En lo que tiene que ver para los estados de observación, hemos establecido cuatro criterios. El primero, que tiene que ver con el Índice del Niño Costero del Perú que sea mayor a 0,4 grados centígrados, el cual ya se cumplió. El segundo criterio, que los pronósticos de la NOAA (Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos) digan que hay una probabilidad de ocurrencia del Niño mayor a 67 %, actualmente es del 98 %, ya se cumplió asimismo. Y el tercero, que se conoce como índice ONI (Índice Niño Oceánico) de la NOAA, que es una anomalía positiva, es decir, temperatura sobre lo normal de 0,5 grados en el Pacífico Central, que se mantenga durante tres meses. Actualmente esa anomalía es de 1,6 grados centígrados y se ha mantenido ya más de tres meses. Ese criterio también se ha cumplido. Queda únicamente el último criterio que es el Índice Ecuatoriano del Fenómeno de El Niño, que es el que monitoreamos semanalmente con todas las instituciones del Estado.

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¿Qué faltaría para ya decir que ese cuarto criterio también está cumplido?

Este índice lleva un análisis que hemos realizado de varios Niños que se han presentado en las costas ecuatorianas y hemos analizado tres parámetros. Uno, la anomalía de la temperatura superficial en el Pacífico Central; dos, la anomalía de la temperatura superficial frente a nuestras costas; y tres, la climatología normal de cada mes del año y lo que tiene que ver con la región Litoral. Esos tres parámetros se suman y nos dan un valor que nos refleja en el índice. Cuando este tiene un valor de 6 o superior a 6 durante tres semanas seguidas se establece que ya pasamos a cumplir el cuarto criterio y al cumplirse, pasaríamos a un estado de Niño activo.

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¿Actualmente esto se encuentra en un estado de observación?

Así es, actualmente como no se han cumplido todavía los cuatro criterios estamos en un estado de observación, que más o menos lo declaramos a inicios de mayo.

Para ya pasar a la siguiente etapa de un Niño activo, ¿qué haría falta, para cuándo se estimaría que ya se declare El Niño en el Ecuador?

El lunes (4 de septiembre) cumplimos la segunda semana de que se ha mantenido el valor de nuestro índice en el valor de 6. Si esta semana se mantiene, la próxima semana nos reuniríamos como comité Erfen ya para establecer que se ha cumplido el cuarto criterio, que pasaríamos a un estado de observación de Niño activo. Se comunica a la Secretaría de Gestión de Riesgos y esta, a su vez, hace lo propio para cambiar el estado de alerta, de alerta amarilla a alerta naranja.

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Ahí ya se haría oficial lo que la semana anterior se dijo que en las siguientes semanas probablemente se anuncie ya el fenómeno de El Niño en Ecuador?

Así es, exactamente.

Dentro de los análisis hechos, ¿qué tan fuerte sería este fenómeno en comparación con anteriores?

El Niño es una conjunción de una parte oceánica y la parte meteorológica. Depende de cómo se acoplen estos dos parámetros, depende de la intensidad. Actualmente la parte oceánica está ya evidente, tenemos un calentamiento alrededor de 2 a 3 grados centígrados frente a nuestras costas y de 1,6 a 1,8 en el Pacífico Central acá. Las condiciones oceánicas están dadas, lo que falta es la parte atmosférica, el acoplamiento de la parte atmosférica. Al parecer, según los índices que se han venido observando, hasta la presente fecha todavía no se da ese acoplamiento, la parte atmosférica no está acoplada y esto nos haría prever que vamos a tener un Niño moderado.

Entonces ese es el pronóstico que tenemos actualmente y que lo hemos compartido con varias instituciones nacionales e internacionales. Hace unos quince días tuvimos una reunión en la que estuvieron la Organización Meteorológica Mundial, la Comisión Permanente del Pacífico Sur, el CIFE y el comité Erfen. Nos reunimos e intercambiamos criterios y ellos concuerdan con el análisis que hemos realizado. En una semana tendremos una reunión de todos los servicios meteorológicos de la costa del Pacífico, especialmente para intercambiar información y de esta manera ir retroalimentando nuestros análisis. Pero básicamente lo que se prevé hasta la presente fecha, según las condiciones actuales, es un Niño moderado.

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¿En menor grado que el 97 o cómo lo ven?

Claro, El Niño del 97 fue un Niño fuerte, digamos unas condiciones bastante duras y rigurosas. Se prevé que este Niño va a ser moderado.

O sea, menor que el 97.

Así es.

Y en el caso de un Niño moderado, ¿cuáles serían los síntomas que veríamos acá en el país?

Básicamente lo que ya estamos viviendo, la temperatura de los océanos sobre lo normal, eso ya lo perciben sobre todo la gente que está dedicada a la pesca. Cuando tenemos aguas calientes el nivel de nutrientes baja, obviamente la biomasa tiene menos comida y la pesca disminuye. Entonces, actualmente eso ya se siente en el sector pesquero y también este calentamiento de las aguas hace que se expanda, hay un aumento del nivel del mar. Y ahorita la anomalía que tenemos del nivel del mar es de 16 centímetros (de alto). En el Niño del 97 llegaba a 40, entonces hay que ver cuánto, conforme va llegando la época cálida, cuánto se va expandiendo el nivel del mar. Hace unos dos meses estaba en 20 centímetros, entonces hay que ir viendo cómo va cambiando. Y eso obviamente con los aguajes y oleajes que generalmente hay en la costa hace que el mar entre más hacia la costa y hay un mayor impacto en la infraestructura costera. Y lo que más la gente percibe son las lluvias, eso se da a partir de diciembre, cuando viene la estacionalidad, cuando nuestra época lluviosa llega sobre nuestras costas. Esto se debe a la presencia de la zona de convergencia intertropical, que es un cinturón de nubes, que en esa época del año que está al norte baja hacia el sur, sobre nuestras costas. Estas nubes se alimentan, se nutren con la evaporación de las aguas cálidas y hacen que se produzcan lluvias con mayor intensidad y con mayor frecuencia. Entonces, esas lluvias sobre lo normal las estaríamos viendo a partir de diciembre-enero. Esas son las consecuencias que la ciudadanía va a poder ir percibiendo.

Es decir, si se declara la siguiente semana El Niño activo, no es que se van a ver lluvias inmediatas, sino ¿después de cuánto tiempo?

A partir del mes de diciembre, enero, cuando viene la estacionalidad normal.

¿La estacionalidad normal estaría directamente influenciada un poco más por las condiciones de El Niño?

Así es. La época de lluvias, esta franja de nubes que rodea la Tierra baja y se ve nutrida con las condiciones de El Niño, que hay una mayor evaporación del océano.

Hace un instante decía que las condiciones meteorológicas aún no se acoplan. ¿Eso qué significa?

El Niño se lo conoce como el evento ENOS: E-N por El Niño y S-O es oscilación sur. Básicamente es un juego de altas y bajas presiones. Es un índice que favorece, que está en el planeta, que favorece a la presencia de lluvias, al acoplamiento en la atmósfera. Cuando este juego de altas y bajas tiene valores negativos, muy negativos, hay un mayor acoplamiento. Actualmente está oscilando entre valores neutrales a negativos. Por eso es que se dice que no hay un acoplamiento aún de la atmósfera.

Regularmente las lluvias comienzan en diciembre y se extienden hasta abril, a veces hasta mayo. De darse el fenómeno de El Niño, ¿estas lluvias tendrían una repercusión mayor a los promedios regulares? ¿O algunos meses serían mucho más altos en cantidad de lluvias?

No hay un patrón fijo de que cada mes va a tener un 10 a 20 % sobre lo normal, hay meses que tienen igual y otros meses que se disparan, por ejemplo en el año 97, en el mes de abril, la cantidad de lluvias fue de cuatro veces lo que normalmente es. Entonces eso depende de cómo se va desarrollando el evento, pero en general, en un promedio hay un valor de entre el 10 y 20 % de lluvias sobre lo normal.

Eso se repetiría...

Eso se repetiría en general en toda la estación, puede ser que unos meses tenga más, otros meses tenga menos, pero en general se puede ver.

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¿Qué recomendaciones se podrían dar a entidades que están directamente relacionadas con actividades del mar?

Todos los años sacamos de la tabla de mareas, donde ya se establece un pronóstico, en estos casos cuando hay un evento de Niño esas condiciones se recrudecen un poco más y nosotros estamos constantemente observando, monitoreando y modelando ciertas condiciones; nosotros hacemos ciertos llamados o avisos cuando se producen ciertas emergencias; nosotros todos los días, como Inocar, publicamos las condiciones oceanográficas de las costas, tanto continental como insular. Lo que recomendaría es que estén atentos a las comunicaciones oficiales que tiene el Gobierno, en este caso el Inocar o el Inamhi, lo que tiene que ver con lluvias dentro del continente precisamente, para que estén informados de cómo van desarrollándose las condiciones durante ya la etapa invernal.

En poblaciones del perfil costero se puede sentir que hay inundaciones y también estragos de la alta marea, ¿qué se podría sugerir?

Cuando el mar sube de su nivel obviamente tiene una afectación muy grande, lo importante es ir a tierras altas cuando haya alguna afectación grave en las aguas, por ejemplo, este año tuvimos lluvia normal en este invierno y en el mes de marzo, que son las máximas pleamares, tuvimos anomalías hasta de 70 cm sobre el nivel del mar en la ciudad de Guayaquil, por eso es que estuvimos inundados un buen tiempo y nosotros como Inocar informamos a la ciudadanía. En este caso hay que prepararse, hay que establecer planes sobre todo lo que tiene que ver, tener los circuitos sanitarios completamente limpios, las alcantarillas limpias, las zonas de drenaje de los ríos limpios para que el agua pueda circular, porque es algo natural. Si llueve, el nivel del mar sube o el nivel de las aguas sube, el nivel freático sube, las aguas tienen que ir por algún lado y lo más importante sería que por su causa normal esté limpio.

Una vez que se declare el fenómeno, de aquí a los siguientes meses, ¿continuará el monitoreo, podrían darse cambios?

Sí, nosotros estamos constantemente monitoreando las condiciones y evaluando y modelando, es importante indicar que los modelos mientras más alejados están de la fecha en que ocurre el evento son más inexactos, por eso nos mantenemos monitoreando y modelando cosas que a partir del mes de noviembre, cuando estamos ya cercanos a la época invernal, lo que salga de los resultados de los modelos es prácticamente lo que va a ocurrir en la etapa invernal, entonces básicamente por eso nosotros mantenemos un monitoreo de las condiciones.

Seguimos monitoreando y evaluando. Ahí es más complicado porque uno empieza a ajustar las condiciones, entonces se realiza un mayor seguimiento y también se hace un monitoreo en función ya de los planes de acción, sobre todo; por ejemplo, cuando hay ríos que salen de sus cauces, se apoya ya en otro sentido a los gobiernos autónomos descentralizados. (I)