Tradicionalmente en un día como hoy, la mayoría de los guayaquileños estuviéramos decidiendo a qué restaurante iríamos para almorzar en familia, pero en estos momentos eso no es posible, la pandemia tiene todos los lugares cerrados al público y nuestra única opción para disfrutar de una buena comida preparada en nuestro lugar favorito es hacer un pedido a domicilio.

Son muchos los restaurantes que antes no lo hacían y ahora están llevando los pedidos a las casas, pero han modificado sus conceptos, buscado alternativas y preparado platos especiales para que puedan ser transportados con la mejor calidad y seguridad posibles. Probé la cocina Nikkei del restaurante Mikka (Plaza Lagos, km 6,5 de la av. Samborondón), que encendió su fuego nuevamente luego de algunas semanas sin trabajar y me ha dejado una muy buena impresión.

Todo comenzó con la llamada telefónica (número para pedidos 099-0482506), eran las 10:30 y mi intención fue programar la entrega de la comida para el almuerzo. Había revisado previamente el menú en la cuenta de Instagram (@mikka_ec) y ya tenía más o menos decidido qué iba a ordenar, pero muy amablemente y sin apuro Lilibeth, que fue quien tomó mi pedido, me sugirió aprovechar uno de sus nuevos Mikka box. Tienen promociones con varias combinaciones de sus platos del menú, especialmente para entregas a domicilio.

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Acepté con gusto su propuesta, porque además de hacerme recordar los gratos momentos cuando podía compartir directamente con los meseros en el salón del restaurante, su oferta me pareció bastante buena. Seis gyozas tradicionales, una porción de camarones tempurizados picantes, un rollo acebichado y otro avocado, cada uno con diez bocados. Además, dos pedazos de torta brownie con una bola de helado de vainilla. Todo esto por $51,50 incluidos los impuestos y la entrega en la casa.

Al igual que todos, también me encontraba preocupado por la seguridad sanitaria con la que llegaría lo que había ordenado. Cinco minutos antes de la hora solicitada llegó mi almuerzo. Mikka hace las entregas con su propio personal, el repartidor llegó en carro y se encontraba con traje, guantes, mascarilla, gafas y hasta la pantalla que protege el rostro. Antes de entregarme las fundas las rociaron con alcohol y los recipientes llegaron con doble funda. La seguridad superó mis expectativas.

Confieso que estaba un poco ansioso con la llegada de mi pedido, pienso que la combinación de platos incluida en el box fue bien seleccionada, variada en sabores y texturas, además audaz con platos en los que la conservación de temperaturas es fundamental para el éxito de la experiencia. Las gyozas las pedí al vapor (también pueden ser fritas) y la masa pierde su gracia si no son comidas inmediatamente, en este caso estuvieron muy bien, no muy calientes, pero tampoco frías lo que hubiera sido terrible. (O)