Validar es la clave para conectarte emocionalmente con tus hijos. Es “dar valor” a las emociones y situaciones por las que, es transmitirle que “valoras” lo que está pasando, sintiendo y te está contando. Validar es escuchar atentamente sin juzgar, corregir o tratar de solucionar los problemas inmediatamente.

Para que tu hijo se sienta validado, comprendido, escuchado, puedes aplicar los siguientes “tips”.

1.- Interésate por lo que hace y siente, y hazle preguntas

Pensar sobre el futuro de nuestros hijos nos hace querer darles consejos y hablar de las consecuencias de sus acciones. Demuéstrale, en cambio, que su “presente” te interesa. Pregúntale ¿qué tal estuvo su día?, antes de pasar al ¿cómo te soluciono tu problema? Disfrútalo en el ahora. Cada día que no lo haces es tiempo perdido para conocerlo y amarlo bien.

2.- Compartir cosas de tu día y de tus emociones

¿Cómo esperas que tu hijo se comunique si tú no lo haces? Cuéntale sobre tu vida, los motivos por los que estuviste feliz o molesto hoy, háblales de tu día. De esta manera generarás confianza e intimidad que le permitirá a tu hijo “abrirse”, a contarte sus cosas también. En ese diario compartir tuyo le estarás enseñando cómo afrontar la vida.

3.- Dedícale tiempos especiales, aunque sean cortos

Procura darle a tu hijo espacios de tiempo especiales, solo para los dos. La vida está hecha de momentos que quedan en la memoria emocional. No dejes que pasen los días sin buscar esos espacios que alimentan la relación más importante de su vida.

4.- No te canses de insistir en ese anhelo de conectar con tus hijos

Los resultados rara vez son inmediatos y debes tener paciencia. La cosecha nunca es rápida cuando se trata de un hijo. No te canses, la interacción humana es delicada y sensible Como padre o madre debes ser constante en lo que sueñas alcanzar.

5.- No te enganches con una emoción fuerte de tus hijos

A veces los padres no sabemos manejar nuestras propias emociones frente al sufrimiento de nuestros hijos. En realidad, eso es parte de la vida. Si centrados en nuestras ansiedades o en nuestras expectativas reaccionamos mal a sus emociones, es probable que nos equivoquemos en nuestro intento de ayudarlos. Como padres debemos buscar nuestra sanación de heridas pasadas, porque de lo contrario es muy difícil ayudar a nuestros hijos.