Leer la novela Fiebre de carnaval me ha resultado una experiencia fascinante. Esta obra de la autoría de la escritora esmeraldeña Yuliana Ortiz Ruano, publicada en 2022, es atrayente por su narrativa, que se nutre de oralidad, de ritmo y sonoridades propias de Esmeraldas y, sobre todo, por lo que muestra: vida diaria, intimidad. Retrata un microuniverso de historias que conmueven, asombran o duelen. Se trata de un libro de 193 páginas, publicado por Recodo Press, que ganó el Premio IESS para la primera novela de latinoamericanos menores de 35 años, en Italia, y el Premio Joaquín Gallegos Lara del Municipio de Quito.

La protagonista y narradora es Ainoha, una niña que desde su punto de vista cuenta lo que ocurre en su hogar y en su barrio. Vive en una casa grande, con sus padres, abuelos, tías y un tío que muere de sida. La obra se desarrolla durante el feriado bancario, hecho que causó hondas pérdidas y desolación y desencadenó una migración masiva de la población ecuatoriana.

En los 16 capítulos o estampas que contiene el libro, Ainoha, niña esmeraldeña, nos hace partícipes de las historias. Así sabemos del miedo que tienen las tías, unas mujerones que habitan en un hogar en el que el padre es abusivo. La mirada de la niña es inocente, pero intuitiva y escrutadora. Es una voz que con naturalidad nos informa de lo bello y de lo atroz, como la violación que sufrió en su entorno familiar. Ainoha, sobreviviente de la violencia, tiene cabello abundante y chúcaro. Aprendió a bailar, porque en su barrio todo es ritmo. En su barrio el carnaval comienza en diciembre.

Me conmueven la solidaridad entre mujeres, la forma tan cristalina y poética con que Ainoha muestra el día a día, a veces trepada desde un árbol de guayaba o al contacto de la naturaleza: el mar, la playa. Las canciones populares y alabados son señas de identidad en este libro poblado de personajes sabios, como Sabrosura o la Mama Doma. Es una obra en la que la oralidad, la forma tan particular de hablar, palpita. Jedentina, mujerío, entre otras palabras, resuenan.

Fiebre de carnaval es un libro potente, en todo el sentido de la palabra. Últimamente he leído obras clásicas de autores afroecuatorianos. Compruebo así que la novela de Yuliana Ortiz es heredera de esta tradición, y a la vez, dueña de una propia y original apuesta.