Hay una nota de advertencia al comienzo del libro que sacude al lector. Entre los años 2005 y 2009 un grupo de mujeres que vivían en una remota comunidad menonita en Bolivia amanecían con dolores en el cuerpo, muchas veces con la ropa desgarrada, manchadas con sangre y semen. Por un buen tiempo los líderes de la comunidad (todos hombres) procuraban minimizar el asunto; atribuían este fenómeno ya sea a visitas del demonio por las noches con la intención de castigar a estas mujeres por sus pecados o, en su defecto, a la “fecunda imaginación” de las mujeres. Con el tiempo se descubre, sin embargo, que ocho hombres de la comunidad habían estado drogando y abusando de las mujeres por las noches.