Por diversos motivos, últimamente me ha tocado acompañar a varias personas que pasaron por el proceso de terminar una relación laboral. Evidentemente, en la mayoría de las ocasiones, en este proceso hay el dolor de una ruptura, pues culmina un capítulo en la historia de la persona. Sea con dolor o —a veces— sensación de libertad, la reconstitución personal debe empezar de inmediato. Por eso, quisiera darte unos breves consejos para ese momento:

  1. Asume una actitud esperanzadora. Ser optimista no se trata de visualizar una vida de utopía ideal, sino de que te sepas valioso. Una separación laboral, cualquiera que haya sido el mecanismo, no menoscaba la dignidad y menos la valía de una persona. Más bien, mírala como una oportunidad de recomenzar un camino o de buscar tu lugar donde aportar.
  2. Encuentra tu propósito. ¿Cuál es aquella fuerza que te ilusiona al levantarse en las mañanas? Es necesario identificar desde la verdad qué habilidades posees y cómo estas pueden ayudar a las personas. Finalmente, ¿de qué manera te podrían pagar por hacer eso que te apasiona? Programa una rutina diaria que te ayude a conseguir aquello que buscas, y verifica —ya sea diaria o semanalmente— si tus acciones te han ayudado a avanzar, para realizar los ajustes necesarios.
  3. Amplía tu red de contactos. Es necesario hacerse visible. Revisa los eventos a los que debes asistir, actualiza tus redes sociales profesionales y llama a las personas que puedan recomendarte oportunidades.
  4. Desarrolla las habilidades que te faltan. Desde las competencias técnicas hasta las habilidades blandas, haz que este sea el momento de darte un tiempo para elevar tu potencial.

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Sé las complicaciones de conseguir trabajo, pero los momentos difíciles también pueden implicar una evolución personal. No desfallezcas ante las puertas que se cierran, pues eso simplemente significa que ese no es tu lugar, y que en otro lado está aquella persona o proyecto que necesita tu talento. Finalmente, no está de más recomendarte la actitud y enseñanza de san Agustín: “Ora como si todo dependiera de Dios, y trabaja como si todo dependiera de ti”. Que Dios te acompañe en este camino. (O)