Iniciamos un nuevo periodo, dejando atrás estas semanas -algo irregulares- de finales de Mundial, de Navidad y el fin de año. Y hoy, que tenemos un calendario 2023 en blanco, lo más importante es arrancar con ilusión y esperanza.

Sin embargo, es real que no se inicia el año desde cero, pues hay proyectos, deudas, trabajos y algunos pendientes que vienen del periodo anterior. Y, aunque no podemos “arrancarlo de cero”, sí podemos “reiniciar” la forma cómo asumimos los retos de este nuevo año. Por eso me permito sugerir algunos puntos para reenfocar nuestros esfuerzos durante el 2023:

1. Ámbito personal. Para evaluarlo, consideremos estos tres aspectos personales: el corporal (ejercicios, salud, alimentación, descanso); el mental (finalizar estudios, leer, aprender nuevas habilidades sociales, practicar otros hobbies); y el espiritual (tener espacios de oración, acercarse a los sacramentos, perdonar situaciones del pasado, asumir alguna virtud, por ejemplo, la esperanza).

2. Ámbito familiar. Aquí proyectaré las experiencias que quisiera vivir con mi familia. Esto implica repetir momentos que fueron muy constructivos, o dejar atrás esas situaciones que nos alejaron de aquellos que más queremos. También planificar experiencias novedosas que generen recuerdos positivos: ¿un viaje?, ¿una reunión inolvidable? El tiempo familiar siempre será una inversión importante.

3. Ámbito laboral. Este es el espacio para identificar las metas que quisiera conseguir durante este año. Por ejemplo ¿encuentro, en mi trabajo, la oportunidad de desarrollarme profesionalmente para tener salud mental y financiera? ¿Qué debo hacer para crecer laboralmente? ¿Qué habilidades debo adquirir para liderar -de mejor manera- a mi equipo de trabajo? ¿Qué alianzas debo construir?

4. Ámbito social. Recordemos a nuestros amigos, que son esta comunidad que elegimos durante el camino. Por eso busquemos espacios para alimentar estas relaciones que son un soplo de aire fresco en el camino. Y no podemos olvidar la solidaridad con aquellas personas que nos necesitan, pues nos recuerdan que, en la fragilidad humana, siempre existirá la oportunidad de ayudar con caridad.

El 2023 ha empezado. Sé que hay dificultades, dolor y aspectos que no podemos controlar, pero más allá de comprometer fuerzas en quejarse, tengamos una actitud de constante agradecimiento por el tiempo, las personas, la familia, las oportunidades, la vida e incluso las dificultades, pues “ningún mar en calma hizo experto a un marinero”. ¡Que tengan un muy feliz año nuevo!