Aprovecho la coyuntura del Día de la Tierra que celebramos el 22 de abril para traer a este espacio un tema que se viralizó hace un par de semanas. Se trata del cortometraje animado Salvemos a Ralph. Ralph es un conejo de laboratorio que, al igual que sus amigos, es torturado por la industria cosmética.

Pero ¿qué podemos hacer nosotros para salvar a un conejo de laboratorio? Desde las mismas redes sociales, una forma de ayudar a que esta práctica de maltrato animal deje de ejecutarse en países donde aún ocurre, es denunciando y compartiendo. Por eso, la Humane Society International (HSI), quienes crearon este corto, lanzaron también una petición en change.org para solicitar que, en México, la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados apruebe un proyecto de ley que prohíbe prácticas de maltrato animal en los laboratorios de productos cosméticos.

Recordemos que en Ecuador, con la aprobación del CODA (Código Orgánico del Ambiente), se reguló este tema y se dejó establecida la prohibición de la reproducción, crianza y utilización de animales para la experimentación, docencia e investigación en el país. Sin embargo, no está prohibida la importación de productos que han sido testeados en animales y los consumimos sin saberlo.

Es por esto que la petición que hizo recientemente el HSI tiene total sentido para todos a quienes nos llegan productos que han sido fabricados haciendo cosas con las que no estamos de acuerdo. Está demostrado que si el consumidor exige, la industria se ve obligada a cambiar. No es una tarea fácil, pero tampoco es imposible.

Aplaudo el hecho de que un cortometraje con características de un inofensivo dibujo animado haya causado un poco de sensibilidad y conciencia en el mundo. Más de un millón de personas han firmado la petición y seguramente esta cifra aumentará, porque estoy convencida de que cada vez hay más personas que quieren hacer cambios en la sociedad. (O)