A los grupos especializados de la Policía Nacional les llamó la atención encontrar 23 animales exóticos, entre ellos dos jaguares, en una finca ubicada en San Vicente, Manabí. El hallazgo fue parte de un operativo realizado en nueve provincias contra el lavado de activos y donde se detuvo a cinco personas que serían integrantes de la organización delictiva del narcotraficante Wilder Sánchez Farfán, alias Gato Farfán.

“Nos llama la atención haber encontrado estos 23 animales exóticos. Dos jaguares, amazonas farinosas, pericos australianos, faisanes de Asia, aves de China. Ya ustedes (periodistas) pueden asimilar esto como lo que se tiene en países cercanos como Colombia”, indicó Juan Zapata, ministro del Interior, en rueda de prensa.

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Dos jaguares fueron decomisados en operativo en el que se detuvo a personas vinculadas al narcotraficante ‘Gato Farfán’

El funcionario se refiere a que narcotraficantes colombianos y también mexicanos gustan de tener animales exóticos como mascotas para demostrar estatus de poder. Leones, tigres, jirafas, jaguares, hipopótamos, aves, son parte de las colecciones privadas de los líderes de las bandas de crimen organizado. La finca pertenece a la exconviviente del Gato Farfán.

En Ecuador, el jaguar (Panthera onca) está en peligro crítico de extinción en la Costa y en la Amazonía está en la categoría de en peligro. Por esto es preocupante que se haya encontrado a estos felinos en Manabí. Los jaguares estaban en una jaula, según un video difundido por la Policía.

Pero ¿de dónde provienen estos felinos?, ¿fueron reproducidos en cautiverio?, ¿hay criaderos ilegales de jaguares en Ecuador? Para Galo Zapata, científico de la Wildlife Conservation Society (WCS), no hay respuestas claras para estas preguntas. Afirma que ellos no tienen reportes de que se hayan descubierto criaderos ilegales, aunque asegura que existe una población muy pequeña de estos felinos que es manejada en cautiverio y que está compuesta por individuos que han sido rescatados.

“El jaguar es una especie que estaba ampliamente distribuida en la Costa de Ecuador. Actualmente solo queda en Esmeraldas y se estima una población de menos de cincuenta individuos. Hay registros aislados de jaguares en Cerro Blanco (Guayaquil), pero no es prueba de que existan poblaciones silvestres cercanas a Guayaquil. También pueden ser jaguares que en algún momento fueron mascotas y que luego fueron liberados. Realmente no sabemos de dónde salieron esos jaguares (los decomisados)”, señala.

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Para el experto, es bastante conocido que el tráfico de fauna silvestre tiene conexión con el de armas, drogas y personas, por lo que no le sorprende que se hayan encontrado los felinos en propiedades ligadas a narcotraficantes. Son parte de una misma red de negocios ilegales que están atados al crimen organizado y parten de una misma logística.

Recuerda que meses atrás también se denunció a personas tomándose fotos con crías de jaguares dentro de una vivienda en un sector cercano a Guayaquil.

“Esto solo reconfirma que hay tráfico de jaguares vivos y de sus partes, ya que en China hay una demanda creciente de tigres, pero como cada vez son más raros y los pocos que quedan están bien protegidos, están sustituyendo las partes de tigres por las de los jaguares. Este hallazgo es una evidencia de lo que ya sabíamos”, dice.

Especies en peligro de extinción en Ecuador: el jaguar

Los narcotraficantes a menudo mantienen animales exóticos como símbolo de poder y estatus, imitando a los traficantes colombianos de las décadas de 1980 y 1990. De acuerdo con los códigos de la aristocracia de los narcotraficantes, contar con un zoológico privado era un prerrequisito para formar parte del selecto círculo de traficantes, indica David Saucedo, experto en seguridad, consultado por AP.

En países como México se ha detectado que los animales exóticos tienen usos más siniestros. Por ejemplo, el líder del cártel de Los Zetas usaba tigres, leones y cocodrilos para que devoren los cuerpos de los integrantes de bandas enemigas.

Lo hallado por la Policía ecuatoriana también confirma que especies exóticas de otros países están ingresando al país con facilidad. Esto también supone un riesgo, ya que si estas especies tienen el carácter de invasoras pueden desplazar y afectar a las nativas o endémicas.

“Esto nos dice que el tráfico de especies es de doble vía. En este caso, los faisanes incautados no, pero no sabes si están trayendo ranas, por ejemplo, u otra especie que tenga el potencial de dañar ecosistemas”, sostiene Zapata.

En Ecuador, comprar, vender, transportar, capturar y mantener animales silvestres está prohibido por la ley, de acuerdo al artículo 247 del Código Orgánico Integral Penal. El cometimiento de este delito es sancionado con pena privativa de libertad de uno a tres años y la pena puede incrementarse dependiendo de los agravantes y su asociación con otros ilícitos.

Sin embargo, WCS considera que estas penas son muy débiles en comparación con otros países de la región, donde el castigo llega hasta los nueve años de cárcel. (I)