Europa es la región mundial que más alcohol consume, con 9,2 litros (de alcohol puro al año) por persona. Pero esto no puede sonar demasiado lejano al continente americano, pues este le sigue con 7,5 litros.

Esto representa una media de 27 gramos de alcohol puro al día, lo que equivale aproximadamente a dos vasos de vino diarios, dos botellas de cerveza o dos raciones de licores cada 24 horas. En las Américas, Europa y el Pacífico Oeste, más del 60 % de los adultos (mayores de 15 años) consume alcohol.

Estas son algunas de las conclusiones del ‘Informe sobre la situación mundial sobre el alcohol y la salud y el tratamiento de los trastornos por consumo de sustancias’ presentado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

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Mientras esto ocurre en los dos continentes, a nivel global la tendencia es a la baja. El consumo global de alcohol ha descendido un 4,5 por ciento entre 2010 y 2019, pasando de 5,7 litros a 5,5.

“Este nivel y frecuencia de consumo se asocian a un mayor riesgo de padecer numerosas enfermedades y a la mortalidad y discapacidad asociadas”, ha destacado el jefe de la unidad de Alcohol, Drogas y Conductas Adictivas del Departamento de Salud Mental, Salud Cerebral y Atención Social de la OMS, el doctor Vladimir Pozniak, en la rueda de prensa de presentación del informe.

Así, el informe resalta que, en 2019, el 38 % de los bebedores habían realizado un consumo episódico excesivo, definido como el consumo total o de al menos 60 gramos de alcohol puro en una o más ocasiones en los meses anteriores. Además, la prevalencia del consumo de alcohol entre los jóvenes de 15 a 19 años en 2019 fue “inaceptablemente alta” en todo el mundo (22%), con muy pocas diferencias de género y una tendencia al aumento desde niveles inicialmente bajos en algunas regiones.

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El número total de muertes debidas al alcoholismo en todo el mundo asciende a 2,6 millones en 2019, con las cifras más altas en Europa y África. “Las tasas de mortalidad debidas al consumo de alcohol por litro de alcohol consumido son más altas en los países de renta baja y más bajas en los países de renta alta”, dice Pozniak.

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A esto se suman los trastornos por consumo de alcohol. Se calcula que 400 millones de personas, es decir, el 7 % de la población mundial mayor de 15 años, padecen trastornos por consumo de alcohol. La prevalencia más alta se registra en la región europea, con un 10,7 % de las personas mayores de 15 años, y en la región de las Américas, con un 10,2 por ciento. “Los trastornos por consumo de alcohol son más frecuentes en los países de ingresos altos”, ha remarcado el doctor Vladimir Pozniak.

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La muerte relacionada con consumo de alcohol afecta más a los hombres: dos millones de muertes frente a los 0,6 millones de muertes de las mujeres.

La mayoría de ellas (1,6 millones) fueron por enfermedades no transmisibles, como las cardiovasculares y el cáncer. Unas 724.000 muertes se debieron a traumatismos, como los provocados por accidentes de tráfico, autolesiones y violencia interpersonal. Otras 284.000 muertes estuvieron relacionadas con enfermedades transmisibles.

Por ejemplo, se ha demostrado que el consumo de alcohol aumenta el riesgo de contraer el VIH/SIDA al incrementar el riesgo de transmisión derivado de un mayor riesgo de relaciones sexuales sin protección y al aumentar el riesgo de infección y posterior mortalidad por tuberculosis e infecciones respiratorias bajas al suprimir una amplia gama de respuestas inmunitarias. La mayor proporción (13 %) de muertes atribuibles al alcohol en 2019 se produjo entre jóvenes de 20 a 39 años.

Asimismo, los datos revelan que el 3,7 por ciento de la población mundial, 209 millones, sufren dependencia del alcohol. La pandemia de Covid-19 tuvo un impacto significativo, el consumo global de alcohol se redujo en un 10 %.

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Pero Pozniak explica que las tendencias no son las mismas en las regiones ni en los distintos grupos de población. Mientras en algunos segmentos (los jóvenes adultos) ha mejorado, otros han acentuado el consumo. Por ejemplo, quienes salían a beber pueden haberse visto afectados por el cierre de los establecimientos de diversión.

Pero quienes ya eran bebedores fuertes o tenían un trastorno que intentaban tratar con alcohol sin necesidad de salir de casa (como la depresión) aumentaron el consumo.

La publicidad no regulada de bebidas alcohólicas

No obstante, la publicidad del alcohol en Internet y en las redes sociales, el segmento de más rápido crecimiento del marketing del alcohol, sigue sin estar regulada en gran medida. Desde 2012, la edad mínima legal de compra de cerveza ha tendido a aumentar en las normativas nacionales de todo el mundo, tanto para la venta en establecimientos como fuera de ellos.

En 2019, el 38 % de los países informantes exigieron etiquetas de advertencia de productos alcohólicos en el embarazo, consumo de alcohol por menores de edad, conducción bajo los efectos del alcohol y/o cáncer; el menos común de ellos es el cáncer. La predicción es que las ventas de alcohol se recuperarán hasta alcanzar los niveles anteriores a la pandemia.

Depresión y alcohol, una mezcla peligrosa

¿Cuando se vuelve riesgoso el consumo de alcohol? Se lo describe como el hábito asociado con daño para la salud y consecuencias sociales para el bebedor, la gente que lo rodea y la sociedad en general. Hay regiones en las que la religión, por ejemplo, parece tener peso en que una gran parte de la población se abstenga de beber alcohol, pero su consumo per cápita sigue siendo tan alto como en países sin restricciones de ese tipo; esto significa que un reducido grupo de bebedores está está asumiendo todo el consumo y el daño para ellos es mayor.

La pobreza tampoco es una gran detractora del consumo peligroso, tal como se desprende de los datos de este estudio. Si bien hay mayor porcentaje de la población bebiendo en los países ricos (70 %) que en los países pobres (24 %), no hay gran diferencia en el cálculo de la cantidad de alcohol per cápita: 13,1 % en los países ricos y 11,6 % en los países pobres, esto es, 28,3 y 25,1 gramos de alcohol puro al día.

Si bien el promedio global de consumo de alcohol está en 27 gramos al día entre la población que bebe, los que llevan la mayor parte de la carga son los bebedores ‘fuertes’ y los que viven con algún trastorno, y entre ellos los niveles de alcohol pueden ser mucho más altos, hasta 60 gramos al día.

Esos 60 gramos constituyen lo que se llama un episodio de exceso de alcohol, y es un indicador que también se midió en este estudio. En 2019, el 10 % de las mujeres y el 24 % de los hombres de 15 años de edad o más tuvo al menos una de estas ocasiones en el mes previo al sondeo. Un 3,6 % de adultos incluso fueron identificados como bebedores pesados continuos, con más de 60 gramos de alcohol al día. Esta conducta muestra las cifras más altas en Europa y en las Américas.

Los episodios excesivos son altamente prevalentes en varios países del centro y norte de Europa, así como de África, Australasia y Sudamérica, pero no en las naciones de mayoría musulmana.

Por qué el alcohol es tan peligroso para el cerebro de los jóvenes

Además del fenomeno de reducción del consumo de alcohol durante el primer año de la pandemia, otros factores a los que se le atribuye efectos disuasivos son la implementación de fuertes políticas de regulación del alcohol, específicamente, aumento en los impuestos. Esto ha ocurrido en Europa y en China. En las regiones donde no se ha visto un fortalecimiento de los controles, el consumo se mantiene (como en las Américas y África) o aumenta (como en el sureste de Asia). (I)