A los 25 años uno se siente tan bien que se olvida que la buena salud necesita mantenimiento. Trasnocha sin mayores problemas para seguir funcionando al día siguiente, le pide ayuda al café, ahorra tiempo gracias a las comidas rápidas y para contrarrestar los efectos, hace una dieta relámpago; se afronta una decepción con unos días de insomnio o unos shots de alcohol. Parece que no pasa nada.

“Es cierto que alcanzamos nuestro pico físico en nuestros 20 y 30 años”, confirma a este Diario la doctora Leonor Osorio, de Medicina Interna y Geriatría del complejo hospitalario Cleveland Clinic. Pero aprovechar eso para hacer ‘de todo’, pensando en cuidarse más tarde, es ignorar que un cuerpo joven no está hecho para dormir menos ni para alimentarse con cualquier cosa.

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¿De qué depende llegar a los 25 sin signos de envejecimiento prematuro? De no dar por sentadas la salud y juventud, y decidirse a mantenerlas ejercitándose, al menos 30 minutos al día, 150 a la semana. “Yo sugeriría algo de entrenamiento con pesas para ganar músculo. El ejercicio de resistencia es importante”, nos informa el doctor Jesse D. Bracamonte, practicante de Medicina Familiar en Mayo Clinic. “Coma suficientes vegetales y frutas. No fume. Limite los azúcares y el alcohol. Y si va a salir, cuide su piel con protector solar”.

El ejercicio con pesas es recomendado para mantener la masa muscular. Foto: Shutterstock

No solo es importante pensar en que gracias a la ciencia vivimos más, sino pensar en qué condiciones vamos a llegar hasta la sexta o séptima década de vida (en Ecuador, la expectativa está en 74 años). “Es importante pensar en llegar con bienestar, sin condiciones de carga significativa, como la diabetes, la enfermedad cardiaca, e incluso reducir el riesgo de cáncer”.

¡Levántese de la silla!, es el consejo de Bracamonte. Vaya a hacer mercado, pase tiempo con su familia, muévase en su comunidad. Lleve un estilo de vida de prevención.

Los exámenes médicos del cuarto de siglo

Los 25 son una edad maravillosa, pero no un superpoder. “Una persona puede mostrar signos de envejecimiento a esta edad si no hace ejercicio, si hay falta de sueño crónica y si se consumen constantemente grasas, azúcares y procesados”, agrega la doctora Osorio. Vapear también puede causar envejecimiento temprano.

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¿Cuáles son los exámenes básicos que debería hacerse al llegar a esta edad? Empiece por una visita a su médico de atención primaria una vez al año, más análisis de sangre, para verificar el colesterol, electrolitos, función renal y hepática y tiroidea, realizar pruebas de detección de diabetes y un hemograma completo para asegurarse de que no haya problemas con el recuento de glóbulos blancos ni glóbulos rojos ni anemia”, enumera Osorio. En la visita médica también se medirá la presión arterial y el peso.

¿Hay otros exámenes para detección temprana de enfermedades con alta incidencia? Esto, dice la médica, depende de los antecedentes familiares. Es importante preguntar a los padres, hermanos y abuelos qué enfermedades tienen. “Por ejemplo, recomendamos una colonoscopía (detección de cáncer de colon) a los 45 años, pero si a su mamá o papá le diagnosticaron cáncer de colon a los 40, entonces comenzaríamos a examinar a los 30″.

Además, si tiene antecedentes familiares de enfermedad cardiaca, es probable que le recomienden un electrocardiograma (ECG) u otras pruebas adicionales.

Es recomendable hacerse un electrocardiograma si hay antecedentes familiares de enfermedad cardiaca temprana. Foto: Shutterstock

Una recomendación para las mujeres desde los 21 años es realizarse un test de papanicolaou o citología vaginal, indica el doctor Bracamonte. Y cualquier persona sexualmente activa necesita hablar con su médico sobre pruebas de enfermedades de transmisión sexual, especialmente si han tenido conductas riesgosas, como sexo sin protección.

Jóvenes y latinos, estos son los desafíos de salud

En su consulta, el doctor Bracamonte atiende a muchos pacientes latinos, y entre ellos la principal afección es la diabetes, a veces no diagnosticada. Aun sin síntomas, opte por una prueba de azúcar en la sangre. “Veo muchos jóvenes que a los 20 años ya tienen sobrepeso, y eso los pone en mayor riesgo de tener diabetes e hipertensión. Todavía no tendrá un infarto, pero no espere llegar allá, el tratamiento fácilmente puede ser con ejercicio, dieta saludable y una pérdida de peso controlada”.

Si usted solo camina, el médico sugiere hacer algo más, como 3 minutos de ejercicio intenso antes de continuar. “Es un cambio que toma de meses a años. No es de la noche a la mañana”.

¿Qué hay del sueño? Esta es la edad en la que dormir parece una función secundaria. “Los jóvenes se quejan mucho de lo cansados que están. En la mayoría de los casos, necesitan de siete a nueve horas de buen sueño, para que sus cerebros funcionen apropiadamente”.

La otra cara, la salud mental y la necesidad de querer madurar

Si bien los 25 son un referente de salud física, de ninguna manera son la cúspide de la salud mental. Osorio detalla que “nuestro pico mental puede mejorar a medida que envejecemos”. Es el momento de realizar una prueba de detección de depresión.

“Si tiene depresión o ansiedad, es importante ver a un psicólogo o psiquiatra o a ambos. Vivimos en un mundo estresante, pero si no nos cuidamos mentalmente, no podemos cuidarnos físicamente. No hay vergüenza”, señala Osorio, “en buscar ayuda para cualquier trastorno mental”.

Salir a caminar es una forma de ejercicio físico y social. Foto: Shutterstock

Bracamonte opina que a partir de los 18 años, y especialmente la gente que entra a los veintes, necesita esta valoración de signos de depresión y ansiedad, para evitar el riesgo de suicidio.

La terapeuta holística Verónica de Ycaza es más optimista y propone aprovechar esa exaltación de las emociones para que el joven aprenda a pensar por sí mismo y a discernir quién quiere ser y lo que quiere para su vida. “El mundo emocional nos lleva a esas interrogantes, las emociones son parte de ese camino de autodescubrimiento”, reflexiona.

Para de Ycaza la generación actual enfrenta además un trauma nuevo: los meses de cuarentena por la pandemia de COVID-19. “Fue una experiencia muy dura”, explica. “Y ellos viven hoy con esa impresión de falta de contacto personal, de haber estado aislados y, por eso al volver a una vida presencial, algunos están sufriendo de ansiedad, poca capacidad de concentración y en ocasiones pueden retraerse hacia su mundo interior y mostrar solo ‘una máscara’ hacia el exterior”.

Pero incluso esa experiencia puede canalizarse a favor del individuo. “Son preguntas y situaciones que despiertan en ellos, pero que los irán llevando a encontrar el sentido y propósito de sus vidas. La desarmonía es un proceso común en cualquier vida humana para llegar a un nivel mayor de consciencia”.

El confinamiento dejó recuerdos difíciles para personas de toda edad. Foto: Shutterstock

¿Es posible que desatender las emociones llegue a afectar a alguien en el plano físico? La especialista confirma las enfermedades psicosomáticas. “El cuerpo habla lo que la boca calla. Los seres humanos tenemos emociones muy intensas y si no aprendemos a ser quienes las encaucen, estas nos puede rebasar y llevar a estados alterados de conciencia y de percepción y a muchos sufrimientos”.

Por ejemplo, explica que si alguien tiene muchos miedos seguramente va a sufrir de los riñones, huesos o de oídos. “O algo en su vejiga lo va a molestar porque somos circuitos de energía y el miedo afecta especialmente el canal del riñón. Cada síntoma va a hablar sobre la emoción que está afectando la calidad de vida de la persona. El cuerpo te manda señalas”.

¿Cuál sería una señal de mejoría? Tras ser acompañado en algunos casos por un especialista, la persona podrá alcanzar mayor claridad sobre sí mismo y entender la relación entre sus emociones y lo que ocurre con su cuerpo. Para de Ycaza, lo más importante es que, para atravesar este proceso, los jóvenes descubran qué necesitan de sí mismos y tomen la responsabilidad. “Preguntarse, ¿qué está pasando conmigo? ¿De qué manera puedo ayudarme o acompañarme para ir trascendiendo estas situaciones? Es vital querer madurar”. (I)