Si le pidieran que diferencie entre las personas ‘caninas’ o dog lovers y las felinas o cat lovers, ¿cómo las describiría? De entrada, por su preferencia a la hora de tener una mascota, por supuesto. Pero pronto empezaríamos a pensar algo más, en rasgos de personalidad.

Diferentes estudios de más o menos seriedad han explicado que los que aman a los perros tienden a ser extrovertidos, animados y energéticos, y a seguir las reglas. Mientras que los fans de los gatos serían introvertidos, tranquilos y sensibles, inconformes e independientes. Ah, y más inteligentes. Es algo así como atribuirle a cada cual las características que asociamos con estos animales.

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Consultamos con la psicóloga clínica Nicole Guacho, y admite que sí, que hay estudios que afirman ciertos patrones de personalidad entre los que aman a los perros y los que prefieren a los gatos. “Sin embargo, esto va más allá de la afinidad, más allá de los gustos”. En la decisión pesa más el tipo de vida que llevamos. El espacio del que disponemos, el tiempo libre, la disposición para el cuidado y el momento vital en el que estamos, niñez, adolescencia, juventud o adultez mayor.

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Las personas que tienen un estilo de vida más activo y de puertas afuera, sea por personalidad o por necesidad, se decidirán por los perros, que suelen ser altamente sociables.

Y hay algo más, el factor del ambiente y la experiencia. “Si te criaste rodeada de gatos, entonces es muy seguro que quieras tener gatos. Igual si había perros en tu casa de infancia”. Otra mención merecen los estímulos de otras personas que pueden convencernos de que a ellos les fue bien con una u otra mascota, y así nos guiamos.

Lo que nos determina a tener o adoptar un perro o un gato, tiene que ver con la historia familiar y las rutinas de vida, corrobora la médica veterinaria Fabiola Jiménez, especialista en medicina del comportamiento y máster en etología clínica. “Eso te marca. Hay familias que siempre han tenido perros”, y sus hijos llevarán eso a sus nuevos hogares como parte de la rutina y de la crianza de sus propios hijos.

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Así que más que condicionarse según nuestra sociabilidad o introversión, la veterinaria señala que hay que tener en cuenta el estilo de vida. “Si eres una persona sedentaria o te gusta estar más en casa, no eres muy deportista, puedes elegir un gato o una raza de perro que no exija mucho cuidado físico”.

Aclara que todos los perros tienen que salir a caminar todos los días, solo que algunos necesitan grandes espacios para correr y así estabilizarse. “Si eres una persona deportista, te gusta salir a correr todos los días, vas a requerir un compañero de ejercicios que vaya contigo. Debes analizar tu rendimiento físico”.

Otro aspecto importante son los recursos, y el primero es el tiempo para cuidar del animal o, en su defecto, tener una persona de apoyo que pueda ocuparse de paseos, limpieza y comidas.

Las personas que están muy ocupadas pueden, por momentos, perder la predisposición a tener paciencia e invertir tiempo y dedicación para educar a la mascota. “Porque es tu responsabilidad de enseñarle por dónde caminar, cómo socializar con las personas y procurar que sus componentes conductuales se cumplan”.

¿Necesito tener una casa grande para tener uno o más perros? Para Jiménez, el tema del espacio es indistinto. “Puedes tener un departamento y saber manejarlo, o puedes tener una casa inmensa y tener un gato; nuevamente, eso depende de la dedicación que vayas a darle”.

“Los perros son cariñosos, los gatos no”

Hablando de vínculos, se suele pensar que es diferente la manera en que formamos un vínculo con un perro que con un gato. Que el primero nos amará más y nos lo demostrará efusivamente, mientras que los mininos son fríos, calculadores y tienen momentos en los que no toleran cariños ni mimos.

20/06/2023. �Persona canina o persona felina? La personalidad no es lo �nico que influye al escoger una mascota. LA REVISTA, SHUTTERSTOCK Foto: Shutterstock

Jiménez cree que en realidad no hay diferencia, y que si uno quiere ganarse el afecto de su mascota, debe hacer sentir su presencia a través del cuidado. “El vínculo se forma a partir de la convivencia y del cuidado, y también del respeto. Siempre he sido muy ‘perruna’ y resulta que uno de los dos gatos que vive en mi casa me busca más a mí que otras personas. Se creó el vínculo”. Un apego sano, explica, consiste en cuidar de que el animal coma, juegue y no sea sobreatendido, sino que se supla sus necesidades.

El animal sabe quién se ocupa de él. Por eso habrá notado que, en ocasiones, más que seguir al que lo acaricia, se va tras quien le pone la comida a tiempo y limpia sus desechos. Aunque no sea la persona que lo adoptó. Eso es aprendizaje. “En un grupo familiar, tú puedes decir: ‘el perro es mío’ y resulta que está más vinculado a otra persona que a veces ni siquiera pasa en la casa, pero él se desespera y es feliz cada vez que llega”.

¡Los quiero a todos! Tener perros y gatos en la casa

La doctora Jiménez, docente de Medicina Veterinaria en la carrera de Educación Técnica para el Desarrollo de la Universidad Católica, dice que es perfectamente posible tener perros y gatos en buena convivencia en una casa, cuando se les enseña a socializar, poco a poco y sin presión. Por la experiencia de sus pacientes y la propia (tiene dos gatos y cuatro perros), indica:

20/06/2023. �Persona canina o persona felina? La personalidad no es lo �nico que influye al escoger una mascota. LA REVISTA, SHUTTERSTOCK Foto: Shutterstock
  • Un gato que recién llega a la casa donde hay perros tiene que estar en un ambiente un poco aislado para que se adapte y esté menos nervioso.
  • Poco a poco se le hará conocer a los perros, siempre que el comportamiento de estos sea manejable y que no tengan historial de ataque a gatos.
  • Trabaje también con el perro. Acostúmbrelo al olor. No le presente directamente al gato, sino mostrárselo a distancia y a través de una barrera como puerta o malla metálica. Si reacciona bien, con curiosidad, se puede soltar al perro.
  • Observe al gato, que no esté asustado, bufando o tratando de escapar.

Consejos para los que quieren una mascota, pero tienen miedo

¿Qué pasa si parece que no soy persona canina ni felina, porque aunque me gustan, me dan miedo? Jiménez explica que los miedos a los animales muchas veces son infundados, no naturales. Empiezan cuando a un niño pequeño se le dice: ‘cuidado con el perro, no lo toques, te muerde’, sin que el pequeño haya tenido una mala experiencia anterior. Sea esto o que se haya tenido un accidente con animales, la etóloga recomienda identificar de dónde salió ese miedo, y si puede más el deseo de tener una mascota, familiarizarse de a poco con una hasta aceptarla y ser aceptado. Para todos, aconseja respetar a un animal que recién se conoce. “No todos son sociables a primera vista, ellos también tienen precaución al acercarse y dejarse tocar por gente que no conocen”.

Antes de tener una mascota, la psicóloga Nicole Guacho insiste en la importancia de evaluarse, más allá de si somos introvertidos o extrovertidos, en qué momento de la vida estamos, si sentimos que podemos comprometernos al cuidado del animalito. “¿Mis tiempos se ajustan a que pueda darle calidad de vida, velar por su bienestar? Ahí sí, tomar en cuenta las condiciones, el espacio, el tiempo, los recursos económicos. Debo saber si estoy apto para atender sus necesidades físicas y emocionales, cómo voy a manejar la frustración de tener que atenderlo, porque sí, genera estrés”. (I)