¿Recuerda su primer trabajo? Los nervios, el empujón de ánimo de la familia, el primer jefe, y lo que hizo con ese primer salario. O tal vez, si usted pertenece a esa generación llamada Z o centenial, todavía está buscando hacerse un sitio, que también puede ser un emprendimiento.

La vida laboral se inicia con una serie de hitos. Preparados o no, hay que enfrentarlos y aprender. Pasa con cada nueva ‘ola’ de jóvenes, aunque cada una se encuentra con un escenario distinto. Los jóvenes de hoy lucharán por su primera experiencia de trabajo en un mundo pandémico.

La realidad, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), es que el desempleo, la informalidad y la inactividad llevan rato asediando a los jóvenes en América Latina y el Caribe. Hay 9,4 millones de jóvenes desempleados, 23 millones no estudian ni trabajan (NINIs), y más de 30 millones solo consiguen empleo en condiciones de informalidad.

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Esto se profundizó por los efectos del coronavirus, dijo el director regional de OIT, Vinícius Pinheiro, en el informe “Tendencias mundiales del empleo juvenil 2020″.

Los empleos temporales, a tiempo parcial o en condiciones de informalidad, como los que suelen tener muchos jóvenes, son los más afectados por el deterioro de la economía.

Cuando hay una crisis, los jóvenes están entre los primeros en perder sus empleos, principalmente los que están en la economía informal”, resumió Pinheiro.

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En Ecuador viven aproximadamente 3 millones de jóvenes de entre 18 y 29 años. (¿Está usted allí, lector?). Esto es el 18 % de la población total y el 25 % de la población en edad de trabajar. El 21 % de ellos vive en hogares pobres.

En 2018, por cada 100 jóvenes de entre 18 y 29 años, 39 solo trabajaban, 34 solo estudiaban, 10 estudiaban y trabajaban, y 17 no trabajaban ni estudiaban. Dentro de este último grupo predominan las mujeres, según describe el documento “Ecuador: Jóvenes, empleo y protección social”, elaborado por el economista e investigador Óscar Cetrángulo, de la Oficina de la OIT para los Países Andinos (2020).

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Los jóvenes que trabajan en el sector informal son vulnerables porque no tienen seguridad social, y porque se desempeñan en algunos de los sectores todavía afectados por la crisis, como el comercio, la hotelería y los servicios de comidas. Y, sin embargo, no hay que abandonar toda esperanza. Porque las nuevas generaciones traen sus propias estrategias para sobresalir.

Futuros jefes de sí mismos

¿Cómo saber si se está listo para el primer empleo? Esa parece ser una duda de generaciones anteriores. La psicóloga organizacional Sofía Carrillo Saldarreaga, docente de la carrera de Psicología Organizacional de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, explica que tener poca edad no es un obstáculo para los jóvenes actuales, que van desde las últimas levas de mileniales (23 años) hasta los centeniales mayores (22-18 años, según los criterios que maneja el Centro de Investigaciones Pew).

Ellos consideran que tienen los conocimientos necesarios para formar parte de una organización, sea bajo una posición inicial o para emprender, “sobre todo, aquellos jóvenes que tienen una alta confianza en sí mismos”.

Seguir con una tradición familiar es una decisión que debe depender enteramente del joven. Foto: Shutterstock

La psicóloga se refiere a ese porcentaje que alcanza la educación superior. “Durante el proceso de formación, (la universidad) contribuye a que los jóvenes desarrollen sus competencias duras y que también trabajen las competencias blandas, como la inteligencia emocional. Al insertarse en las empresas, esto se pone de manifiesto en el comportamiento de la persona”.

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¿Por dónde debería empezar a buscar? Está la opción de las redes formales (cartas, redes de empleo) o la informal, recomendaciones verbales de padres y conocidos. ¿Qué sería lo mejor? Las plataformas digitales son relevantes, dice Carrillo, pues a través de ellas, las nuevas generaciones van construyendo la marca personal.

¿Qué es esto? La marca personal es un concepto propuesto en 1997 (año del nacimiento de los centeniales) por el escritor estadounidense Tom Peters en su artículo The Brand Called You (La marca llamada tú). En él afirma que cada uno puede gestionarse y promoverse como una marca a lo largo de su carrera profesional. Conocerse a uno mismo, destacar el propio valor, tener una estrategia para ‘venderse’ y hacerse visible (“que hablen de ti”, es una de las máximas de Peters) y entender que todo lo que uno hace y dice, comunica e importa para construir la propia marca: un email, una llamada por teléfono, una publicación en redes sociales.

El joven debe cuidar la huella, virtual o presencial, que deja en el mundo. Foto: Shutterstock

La psicóloga Carrillo indica que “la coherencia entre el discurso y el accionar es clave, inclusive cuando estás ajeno a las redes sociales”. La marca es también la conducta diaria, cómo interactuamos con los demás en cuestiones cotidianas. Las actitudes pueden construir y mantener una buena reputación, antes, durante y después del primer trabajo, lo cual se reflejará en buenas referencias.

Entre las actitudes que resaltan, la docente cita: “ser optimista, empático con el otro, propositivo, comprometido y flexible”. Y en cuanto a aptitudes, “la iniciativa, la adaptación ante el cambio, creatividad, saber trabajar en equipo y, sobre todo, saber comunicarse”. Una persona así equipada puede marcar la diferencia en el entorno laboral.

“Una marca personal es tu promesa al mercado de trabajo y al mundo (...) No hay la opción de tener o no tener marca personal. Todos la tienen. La cuestión es si tu marca personal es lo bastante poderosa para ti y para el mercado laboral”.

Tom Peters

¿Y qué tal si el primer empleo no es lo que esperaba? Estar en una organización implica poder sentirse pleno, dice Carrillo, con buen nivel de motivación y satisfacción que la empresa debe promover a través de sus prácticas de cultura organizacional, y que esto vaya alineado con las expectativas y deseos de la persona. Y los jóvenes de hoy son exigentes. “Las nuevas generaciones lo tienen muy en claro desde el inicio”, observa esta magíster en Gestión del Talento Humano, “pues su búsqueda de trabajo se da en organizaciones que contribuyan con el bienestar y salud laboral de los colaboradores, sin dejar a un lado las acciones propositivas que contemplen hacia sus grupos de interés”.

Los jóvenes en Ecuador conforman el 25 % de la población en edad de trabajar. Foto: Shutterstock

Una recomendación: establecer metas de acuerdo con la proyección que se tiene a corto, mediano y largo plazo. “Las nuevas generaciones tienen muy en claro el tiempo en que quieren construir su carrera profesional en las organizaciones, para luego emprender y manejar sus tiempos, ser jefes de sí mismos”.

“La marca personal no es lo que dices de ti mismo. Eso cae en la categoría de ‘libertad de expresión’. Puedes decir lo que quieras. No significa nada. Tu marca personal es la opinión que el mercado se forma de quién eres y qué aportas”.

Tom Peters

Las redes de entorno laboral, como LinkedIn e Instagram, posibilitan que la persona pueda exponer esa proyección, sus conocimientos e intereses, y validar a través de referencias el desempeño, “sin embargo es valioso también contar y nutrirse del apoyo de los padres, a través de su experiencia”.

Consejos para los jóvenes trabajadores: el futuro puede ser bueno

En un panorama como el actual, el joven que quiere empezar a trabajar merece aliento y felicitación, es lo primero que resalta la psicóloga Cecilia Chávez-Bowen, orientadora familiar y coach personal. “Es una excelente manera de tener ingresos propios, lo que te va a permitir ser más independiente y, también, ampliar tu grupo social”.

Es bueno pedir ayuda a familiares o amigos (hasta cierto punto). “Te conectan con una empresa seria y vas con mayor seguridad a un ambiente nuevo”. Pero es válido también querer labrarse un nombre y lanzarse solos a la búsqueda de un empleo. “Ambas maneras son correctas, debes analizar cuál es la mejor para ti”.

Es normal estar nervioso, y no querer dar la impresión de ser inmaduro para sostener un empleo. La psicóloga Chávez-Bowen aconseja presentar siempre datos verdaderos en una entrevista de trabajo “y en la vida, en general. Ser íntegros. Si no tienes experiencia, puedes presentar referencias de tu colegio, academias a las que has asistido o universidad, en las que indiquen que eres una persona honesta y responsable. No necesitas inventar una experiencia laboral, que tarde o temprano se notará que no tienes, y podría ser contraproducente”.

La construcción de la marca personal no depende de lo que uno diga de sí mismo, sino de la opinión que los otros se formen. Foto: Shutterstock

Dado que el empleado joven es vulnerable, ¿qué se puede esperar de la primera experiencia laboral, qué es normal y qué no se debería tolerar? “En tu primera experiencia laboral puedes encontrar todo tipo de personas”, dice la coach: “el jefe amable o el intransigente, los compañeros que colaboran, los considerados que te ayudan a aprender tu trabajo y los que pueden tratar de aprovecharse del novato. Trata de darte un tiempo para ir diferenciándolos, y luego elige el grupo en el que quisieras estar. Recuerda que el tipo de amistades acaba dirigiéndonos en un camino común y es mejor rodearse de personas honestas y con afán de superación”.

En una oficina, como en cualquier otro ambiente, puede haber acoso entre compañeros o entre jefes y subalternos. Algunas señales: la ley del hielo, burlas o críticas permanentes, no dar funciones específicas o dar demasiado trabajo y obligar a quedarse siempre más tarde de la hora de salida, sin reconocer horas extras. “Esto se debe conversar con la persona encargada, antes de que se agrave. Y, si hay acoso sexual, bromas con doble sentido, toques insistentes o conversaciones que te hagan sentir incómodo, aparte de acudir a la persona encargada, puedes iniciar una demanda legal. En todo esto, puedes apoyarte en tu familia. Conversa con tus padres, deja que ellos te orienten, recuerda que tienen más experiencia y, posiblemente, hayan pasado situaciones incómodas en sus trabajos y pueden indicar qué estrategia les funcionó”.

¿Qué hacer con el primer sueldo para no sentir que desapareció en un segundo? Esto hay que pensarlo bien. Chávez-Bowen sugiere:

  • Empezar a ahorrar para una meta (cursos, viajes, un vehículo), del 20 o 10 % de lo ganado. “Si en casa no te piden que colabores, puedes ahorrar más. Puedes averiguar cómo invertir, pólizas o seguros que te pagan un mejor rendimiento, o en algún emprendimiento que te ilusione”.
  • Es bueno empezar un emprendimiento mientras se trabaja y se tiene la seguridad del sueldo, sin arriesgarse a empezar de cero. “Pero siempre haz una investigación y traza un plan de acción, a veces con dinero en mano uno se emociona y gasta sin planificar”.
  • Si la empresa paga un seguro médico, ahorrar lo que se hubiera invertido en salud, y ponerlo en un fondo. “Cuando reúnas una cantidad interesante y hayas hecho tu investigación, puedes tomar la decisión de emprender por tu cuenta”.
  • No confiarse a la suerte. “No te deseo suerte, porque es el conocimiento el que te ayudará. Estudia, investiga y sé organizado en tus gastos. El futuro será bueno, dependiendo de ti”. (F)