Un análisis exhaustivo de sistemas solares multiplanetarios relativamente intactos desde su formación indica que los mundos con órbitas inclinadas constituyen un fenómeno común.

Los científicos se han preguntado durante mucho tiempo por qué todos los planetas del sistema solar de la Tierra tienen órbitas ligeramente inclinadas alrededor del Sol. Pero el nuevo estudio dirigido por la Universidad de Yale y publicado en The Astronomical Journal sugiere que incluso los planetas en sistemas prístinos exhiben un poco de inclinación, detalla Europa Press.

“Este tipo de configuración, en la que la órbita de un planeta está ordenada con precisión con la de otro en una proporción entera exacta de periodos orbitales, es probablemente común de encontrar en un sistema solar en las primeras etapas de su desarrollo”, dijo en un comunicado la astrónoma Malena Rice, profesora asistente de Astronomía en la Facultad de Artes y Ciencias de Yale y autora principal del estudio.

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“Es una configuración magnífica, pero solo un pequeño porcentaje de sistemas la conserva”, afirmó. E incluso en estos sistemas solares, descubrieron Rice y sus coautores, los planetas pueden tener una inclinación orbital de hasta 20 grados.

Los investigadores comenzaron su trabajo midiendo la órbita inclinada de TOI-2202 b, un planeta ‘Júpiter cálido’ en un sistema solar prístino. Un Júpiter cálido es un planeta mucho más grande que la Tierra con un periodo orbital significativamente más corto que los 365 días de la Tierra.

Los investigadores compararon la órbita de TOI-2202 b con datos de órbita del censo completo de planetas similares encontrados en el Archivo de Exoplanetas de la NASA. Puesto en este contexto más amplio, había una inclinación típica de hasta 20 grados para tales planetas, siendo el sistema de TOI-2202 b uno de los sistemas con mayor inclinación.

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Rice dijo que el descubrimiento proporciona información valiosa sobre el desarrollo temprano del sistema solar y dice algo importante sobre el sistema de la Tierra: que un poco de inclinación es normal en el proceso cósmico.

“Es tranquilizador”, dijo Rice. “Esto nos dice que no somos un sistema solar superextraño. Esto es realmente como mirarnos a nosotros mismos en el espejo de una casa de risa y ver cómo encajamos en el panorama más amplio del universo”. (I)