En las elecciones adelantadas de este domingo 20 de agosto, los ecuatorianos no solo votarán por un binomio presidencial y 137 asambleístas, también recibirán una papeleta verde que conlleva la consulta popular por el Yasuní.

La pregunta que aparecerá en la papeleta es la siguiente:

“¿Está usted de acuerdo con que el Gobierno ecuatoriano mantenga el crudo del ITT, conocido como bloque 43, indefinidamente bajo el subsuelo?”

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Los ecuatorianos podrán seleccionar entre las opciones Sí y No, además podrán anular su voto o dejarlo en blanco, es decir, sin marcar alguna opción. En caso de ganar la opción Sí se deberán ejecutar medidas para frenar la extracción de petróleo en un término no mayor a un año desde la notificación de los resultados oficiales. En caso de ganar la opción No se mantendrá la actividad petrolera en el sector.

Mapa de ubicación del bloque 43 en el Yasuní ITT, elaborado por el Ministerio del Ambiente y Transición Ecológica. Foto: Cortesía del Ministerio del Ambiente. Foto: Cortesia

Pero los argumentos a favor del Sí y del No ya se han verbalizado a través de diferentes actores sociales y en campañas. Las principales consideraciones han sido ambientales y económicas.

El programa de El Mono López, transmitido por Radio City (89.3FM en Guayaquil), sostuvo esta mañana un debate por la consulta popular con dos personas que representan ambas opciones.

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El Ing. Miguel Robalino, exgerente de Petroecuador, y Eduardo Pichilingue, un ecólogo y coordinador de la Alianza de las Cuencas Sagradas Amazónicas, expusieron sus argumentos en el espacio radial.

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Para Robalino, lo más importante por considerar es el impacto económico que causaría el dejar de extraer el crudo del ITT.

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“Nuestra economía depende muchísimo todavía de los ingresos petroleros. Y eso se establece inclusive en el Presupuesto General del Estado”, dijo el ingeniero. “La economía va primero porque somos economías emergentes que necesitamos los recursos y se ha demostrado que es un campo rentable, un crudo que tiene mucha demanda en el mercado”, señaló.

También admitió que toda actividad industrial que realice el ser humano genera un impacto ambiental, pero que la tecnología moderna permite minimizar este impacto.

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En cambio, Pichilingue llama la atención al daño al medioambiente y a los pueblos no contactados que habitan en la zona, específicamente los tagaeris y taromenanes.

“Lo que estamos haciendo como sociedad desde hace décadas es quitarles sus posibilidades de vivir. Los huaoranis, quichuas, colonos campesinos de la zona han sido abandonados sistemáticamente. (...) Han dejado a estas poblaciones en la pobreza”, señaló el ecólogo.

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Además, resaltó que la cantidad de 1.200 millones de dólares que Petroecuador reporta como ganancias por la explotación no es una cifra verdadera. Y que en todo caso ese dinero puede recuperarse cobrando a los sectores que le deben al Estado.

Los pueblos indígenas en aislamiento voluntario, otro eje del debate en la consulta popular por el Yasuní

A esto, Robalino reconoció que la ganancia real sería de alrededor de 900 millones de dólares anuales cuando se le restan los costos operativos, pero cuestionó que si la solución fuera cobrar las deudas, no se la haya hecho anteriormente.

“Lo que han planteado todos los economistas de recuperar (el dinero) a través de los impuestos, bueno ¿por qué no se lo hace?”, se preguntó el exgerente de Petroecuador.

Otro de sus argumentos a favor de continuar con la explotación petrolera es que esta actividad está presente en 80 hectáreas del Yasuní, comparado al millón de hectáreas que componen esta zona. El ingeniero también dijo que las comunidades que habitan en el sector siguen siendo dueñas de la zona y que son las que les permiten el ingreso a los funcionarios de Petroecuador.

Pero “no es cierto que todas las comunidades están a favor. La gran mayoría de comunidades en el Yasuní están en contra de la actividad petrolera”, contraargumentó Pichilingue. Agregó que actualmente el impacto medioambiental se mide solo tomando en cuenta la deforestación causada en la zona de la explotación y que hay otras formas de contaminación.

“Uno de los impactos mayores es el acústico, el ruido que producen las maquinarias, motosierras, generadores eléctricos, bombas, vehículos, helicópteros, que va muchísimo más allá de esas 80 hectáreas. Ese impacto produce el rompimiento del frágil equilibrio de estos bosques que a su vez, al romperse, limitan las posibilidades de alimentación de los pueblos cazadores y recolectores que viven en toda la región del Yasuní”, indicó.

“Es un territorio de pueblos indígenas aislados y los afecta grandemente, estamos aportando a un genocidio que ha sido sistemático”, expresó.

En debate sobre el Yasuní ITT los del sí y del no coinciden en que la pregunta es confusa

Robalino respondió que los impactos visuales y de ruido son minimizados por el uso de tecnologías como el almacenamiento de energía a través de megabaterías.

Una de las interrogantes que han surgido en las conversaciones sobre la consulta popular del Yasuní es que si las empresas petroleras de Ecuador no extraen el crudo, lo podrían hacer las empresas de Perú.

Sin embargo, se desmintió que esto fuera posible. De acuerdo con Pichilingue, del otro lado de la frontera, donde se encuentran los yacimientos del ITT, no hay un lote petrolero: “Los yacimientos que se están explotando ahora están varios kilómetros hacia adentro del territorio ecuatoriano. En el Perú no se está haciendo explotación en esa zona de la frontera y no hay planificación para hacerlo”, remarcó.

Finalmente, Robalino proclamó estar a favor del No porque “se hace una extracción responsable, cuidando el medioambiente”.

Por favor, pensemos y sigámosle apostando a la economía. El petróleo es una parte importantísima del Presupuesto General del Estado”, pidió a la audiencia.

Pichilingue, en cambio, invitó a los radioescuchas a votar Sí y “pensar a futuro, pensar en la vida, en cómo podemos obtener recursos manteniendo estos bosques en pie y protegiendo la vida de las personas”. (I)