El sur de Quito alberga una auténtica “miniciudad” dedicada al comercio al por mayor y menor. Este vibrante espacio comercial, con 42 años de servicio, es el mercado Mayorista y se ha convertido en un pilar esencial para la economía del Distrito Metropolitano (DMQ).
Con una extensión de 13 hectáreas, su importancia no solo radica en su tamaño, sino también en su rol fundamental dentro del sistema de comercialización de productos agroalimentarios y complementarios en la región.
En este lugar, la actividad no se detiene nunca. Las operaciones de carga y descarga se desarrollan en horarios nocturnos, desde las 23:00 hasta la 01:00, mientras que los clientes pueden ingresar desde las 22:00 hasta las 18:00 del día siguiente.
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Este ritmo incesante asegura un abastecimiento continuo para la ciudadanía de Quito, adaptándose especialmente durante festividades y feriados, cuando la demanda de productos se incrementa considerablemente.
Rusbel Jaramillo, gerente de la empresa pública metropolitana que administra este centro comercial, comentó que desde la creación de esta entidad en 2012, mediante una ordenanza metropolitana, han sido responsables de la ejecución, operación, administración y supervisión de los procesos de abastecimiento y comercialización en el mercado.
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“Contamos con 1.385 comerciantes catastrados que comercializan sus productos en diferentes categorías, como abastos, frutas, tubérculos, hortalizas, cárnicos y complementarios”, señaló Jaramillo.
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Además, el mercado ofrece servicios de transporte a través de estiradores y tricicleros, conocidos como prestadores de servicios.
En Ecuador, existen alrededor de trece mercados mayoristas regulados por el Ministerio de Agricultura y Ganadería, pero este destaca por ser el más grande a nivel nacional, ya que recibe productos de las cuatro regiones del país.
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Según Jaramillo, el mercado recibe diariamente alrededor de 7.500 vehículos y unos 10.000 clientes. En días de feria, como martes, jueves, viernes y sábado, la afluencia puede llegar de 15.000 a 20.000 personas diarias.
La infraestructura del mercado ha sido objeto de mejoras significativas. Se rehabilitaron alrededor de 6,5 kilómetros de vías y se crearon más de 850 parqueaderos. Además, se instaló iluminación led alimentada por paneles solares, en un esfuerzo por reducir la huella de carbono y cuidar el medioambiente.
“Denominamos este espacio comercial como una miniciudad porque cuenta con una parte administrativa, comerciantes y prestadores de servicios”, agregó Jaramillo.
Un aspecto destacado del mercado Mayorista es la atención a los niños de los comerciantes. Desde la noche funciona una guardería, que alberga a alrededor de 85 niños, hijos de los comerciantes; este lugar está a cargo del Patronato San José.
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También hay un centro de erradicación del trabajo infantil, que atiende a unos 100 niños más, a partir de las 06:00.
Además, el mercado cuenta con la unidad educativa Tránsito Amaguaña, una escuela bilingüe (español-quechua) que alberga a 90 niños, muchos de ellos hijos de comerciantes indígenas.
“Este año, seis niños refugiados de Esmeraldas, debido a la inseguridad en su provincia, han encontrado refugio en esta escuela”, afirmó con orgullo Jaramillo.
Patricia Molina, representante de la Asociación de Proveedores de Alimentos 23 de Octubre, describió la diversidad gastronómica del mercado.
“En el patio de comidas, existen 66 locales que ofrecen una variedad de comidas de la Costa, Sierra y Oriente”, comentó.
La mujer lleva 30 años trabajando en el mercado, donde vende caldo de gallina, caldo de pata, yahuarlocro, seco de chivo, seco de pollo y hornado junto con su madre y su nuera.
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El mercado también tiene calles con nombres propios, como la calle Flor del Valle, donde César Cuyo, vicepresidente de la Asociación 1.° de Abril, trabaja desde hace 15 años.
“En esta calle, de lado a lado, hay unos 200 usuarios. Nosotros transportamos productos desde Imbabura, Tungurahua y Chimborazo. Los días más fuertes de venta son martes y viernes. Empezamos a trabajar a medianoche y terminamos alrededor de las 13:00″, comentó Cuyo.
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Becker Campoverde, comerciante del Banco de Arroz y Azúcar, resaltó la competitividad del mercado. “Abrimos a las 07:00 y cerramos a las 16:00. La fluidez de gente es constante debido a la calidad y a los precios que manejamos, con diferencias de 10-15 % con relación a los supermercados”, añadió.
Este dinámico espacio comercial no solo es un centro de comercio, sino también un espacio donde convergen historias de vida, esfuerzo y superación.
Los comerciantes y trabajadores de este lugar conforman una comunidad vibrante y dinámica que mantiene en marcha el corazón del comercio popular de la capital. La mayoría de los quiteños conocen el mercado Mayorista, pues es muy conocido que el precio de los productos es más económico que en otros lugares. (I)
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