El debate sobre la eutanasia continúa en Ecuador a partir del pedido de Paola Roldán a la Corte Constitucional en el sentido de que esta sea una posibilidad para quien la requiera.
La mujer de 42 años padece de esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad neuromotora que degenera paulatinamente los músculos del cuerpo de las personas e impide de a poco controlar movimiento de todas las extremidades.
Actualmente tiene una discapacidad del 95 % de su cuerpo, perdió la movilidad de sus extremidades y depende de un alimentador artificial de oxígeno durante las 24 horas.
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Junto a un equipo de abogados Paola Roldán presentó una acción pública para declarar inconstitucionalidad condicionada del artículo 144 del Código Orgánico Integral Penal (COIP), y tener una muerte digna. La Corte Constitucional ha admitido a trámite este caso.
Ese artículo, que se refiere al homicidio simple, cierra toda posibilidad de que una persona pueda decidir la eutanasia y que reciba asistencia médica para ello. Roldán quiere acceder a la eutanasia, que no es legal en Ecuador.
Varios expertos en Jurisprudencia han realizado su análisis, también médicos, sin embargo, desde el punto de vista religioso también existe una versión acerca del tema que de por sí ya significa un encuentro de diversas creencias.
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Para Raúl González, párroco de la iglesia católica de San Sebastián de Pifo, la humanidad ha generado una incapacidad de asumir la lucha al sufrimiento y la creencia de que todo sufrimiento es malo.
A su juicio, es un pecado más el tomarse atribuciones que solo estarían en manos de Dios. Indicó que, en el caso de un aborto se define como el asesinato de una madre a su hijo y que la eutanasia sería un suicidio, considerados como pecado.
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“Cuando yo decido mi propia muerte, automáticamente es un suicidio. La eutanasia, le podemos poner cualquier nombre, pero es un suicidio, de pronto asistido, de pronto es como que yo contrato a alguien para que me mate, porque no soy capaz de enfrentar mi fragilidad, mi sufrimiento”, enfatizó.
González añadió que pagar por conseguir la muerte no significa que esta sea digna, sino una especie de escape ante el sufrimiento por “el lado fácil”.
Catalina Enríquez es una fiel creyente de la iglesia católica. Para ella el tema de la eutanasia es demasiado controversial, pues por su creencia y formación tiene la certeza de que solo Dios puede decidir sobre la vida de las personas.
Sin embargo, dijo que es importante ponerse en el lado de la persona que está sufriendo los dolores, que nadie puede sentir todo lo que ella ha tenido que soportar, desde ese punto indicó que es difícil emitir comentarios sin estar en su posición, pues cada persona tiene su derecho de autonomía y decisión.
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Ramiro Báez, pastor de la iglesia evangélica, también se mostró en contra de la eutanasia. Incluso dijo que la voluntad de los familiares más cercanos debe ser que no llegue ese día, por el hecho de no querer despedirse y después lamentar el tiempo que les faltó por compartir.
“La Biblia dice que Dios tiene contados nuestros días, nadie se adelanta, nadie se atrasa. Él tiene contados nuestros días. Nos formó en el vientre de nuestra madre, él entretejió nuestras células. Entonces, Dios nos hizo y él tiene la última palabra”, argumentó.
Además, el hombre compartió una historia personal. “Justo hace 22 años hubo un debate en el Congreso y se estaba muriendo mi papá, le dio cáncer, ya solo vivía conectado a mangueras. Entonces mi papá nos dijo a los hijos, ya no aguanto más, me duele tanto. Por favor desconéctenme, porque ya no quiero. Nos quedamos viendo los seis hermanos, a ver quién le desconecta. Ninguno tuvimos la capacidad de desconectarle. Porque sea lo que sea, tal vez la persona que está sufriendo ya no quiere. Pero para nosotros, los familiares era mi papá y yo quiero tenerle a mi papá”, refirió. (I)