Pabel Muñoz lleva un poco más de un año en el cargo de alcalde de Quito. Cumplió con una sentencia por infracción electoral, la que define de injusta, ha sido notificado del inicio de proceso de revocatoria en su contra y tiene una serie de problemas urgentes para la ciudad que gestionar, como la movilidad, la seguridad y la obra pública.

En una entrevista con este Diario, Muñoz aborda temas esenciales relacionados con su gestión al frente de la ciudad, las urgencias que enfrenta la capital, y el reciente proceso de revocatoria en su contra.

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En esta conversación, Muñoz enfatizó en la necesidad de estabilidad política que Quito necesitaría para avanzar en las estrategias que ha implementado para lograr sus objetivos a largo plazo, pues sus antecesores en el cargo (Jorge Yunda y Santiago Guarderas) no cumplieron el mandato completo.

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¿Cómo analiza esta gestión de más de un año?

Recibimos una alcaldía muy golpeada y una ciudad bastante descuidada. Desde el inicio, nos proyectamos como una ciudad que ha definido objetivos claros, con instrumentos de planificación que buscan que Quito sea la locomotora del desarrollo nacional, basándonos en la construcción de oportunidades sobre una plataforma de equidad y justicia. Mi valoración es positiva en cuanto a los esfuerzos que hemos hecho para sanear la situación y cómo estamos proyectando el futuro de la ciudad.

¿Cuál es el factor en el que más atención tendrá que poner durante el segundo año de su mandato?

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Hay tres áreas clave: la movilidad, la seguridad y los niveles de bienestar a través de la obra pública. En movilidad, debemos transformar un sistema que, en su superficie, está en muy mal estado, aunque ya contamos con un Metro moderno. En cuanto a la seguridad, aunque no es nuestra competencia directa, es fundamental colaborar con el Gobierno nacional para mejorarla en Quito. Finalmente, la obra pública es esencial para mejorar el bienestar en la ciudad; estamos ejecutando una obra diaria en los barrios y esperamos continuar con este ritmo hasta el último día de mi gestión.

Pero se ha hablado de que hubo poca ejecución el año pasado.

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Todo depende de cómo se mire. El Sistema Nacional de Contratación Pública (Sercop) impone restricciones que hacen difícil alcanzar un 100 % de ejecución. Por ejemplo, en algunos casos, la construcción de una obra toma menos tiempo que el proceso de contratación. Sin embargo, hemos incrementado la ejecución en comparación con la administración anterior, pasando de una proyección de $ 550 millones a $ 730 millones en mi primer año de gestión.

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¿En cuánto está la deuda del Gobierno nacional con Quito?

Hasta ayer (entrevista realizada el jueves 29 de agosto) la deuda era de $ 70 millones y hoy está cerca de $ 95 millones. El año pasado, de los doce meses de transferencias que nos correspondían, solo se nos transfirieron fondos durante cinco meses. Esta situación afecta considerablemente nuestras operaciones y proyectos, ya que limita la liquidez necesaria para ejecutar las obras previstas.

¿Cuál será su obra emblemática durante estos cuatro años?

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Estamos trabajando en varias obras significativas. La repavimentación de la avenida Galo Plaza será una de las más grandes, ya que cubrirá una extensión considerable con ocho carriles, lo que equivale a construir, más o menos, una vía de Quito a Latacunga. Además, proyectos como Quitopía, un gran parque urbano en la Y, y la regularización de barrios, aunque no son obras materiales, serán altamente transformadores a nivel social y comunitario.

QUITO.- Pabel Muñoz, alcalde del Distrito Metropolitano de Quito, durante una entrevista, en su despacho. Foto: Alfredo Cárdenas.

Uno de sus objetivos es el orden en la capital. Sin embargo, ha sido uno de los problemas más grandes que enfrenta el Municipio. ¿Qué más puede hacer?

Hay un gran debate sobre el orden en la ciudad. Quito enfrenta desafíos únicos en cuanto al cumplimiento de las normas de convivencia. Aunque no somos Suiza ni Finlandia, debemos mejorar en aspectos básicos de convivencia, como el control de velocidad y el manejo de desechos en espacios públicos. También creo que debemos invertir en educomunicación y fomentar un debate más reflexivo para reducir la polarización social. Sin embargo, la informalidad y el alto desempleo complican la situación, y mientras trabajamos en regular el comercio informal, también debemos ser conscientes de que muchas personas dependen de las ventas diarias para sobrevivir. Es evidente que lo que tenemos es un montón de gente que si no sale a vender hoy, no come mañana.

Existe un plan de movilidad que se aprobó el 6 de febrero. Hasta ahora no ha avanzado mucho, ¿qué se está haciendo desde esta alcaldía?

Es cierto que aún no se ven muchos avances, pero estamos trabajando en aspectos que aún no son visibles. El sistema integrado de recaudo es un ejemplo; estamos cerca de implementar un sistema que permitirá usar la cédula, tarjeta Ciudad o un aplicativo móvil para acceder al transporte público, incluyendo buses convencionales. También estamos renovando la flota de trolebuses, con 60 nuevos vehículos que estarán operativos a más tardar en marzo del próximo año. La implementación de rutas transversales será otra novedad que mejorará la conectividad entre el oriente y el occidente de la ciudad.

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¿Qué planes tiene para el futuro? ¿Considera una candidatura presidencial o una reelección como alcalde?

No tengo intenciones de postularme para la Presidencia. Ser alcalde de Quito es mi graduación en términos políticos. Mi objetivo es dejar transformada la ciudad. Si después de cuatro años quedan cosas pendientes, consideraría una reelección. Cuatro años son poco tiempo para generar cambios profundos, por lo que cinco años con posibilidad de reelección serían más adecuados para cualquier autoridad.

¿Cree que cuatro años no son suficientes para cumplir con sus objetivos?

Cuatro años son insuficientes para transformar una ciudad, especialmente si esta venía tan golpeada. En una obra como la repavimentación de la avenida Galo Plaza, por ejemplo, si no hay estudios previos, se pierde casi un año en realizarlos, lo que retrasa todo el proceso. Creo que periodos de cinco años con posibilidad de reelección permitirían una planificación y ejecución más efectivas.

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Ya ha sido notificado de un proceso de revocatoria. ¿Cómo lo toma y cuál es su parecer sobre este proceso?

Este proceso me preocupa porque desvía tiempo y recursos que podrían dedicarse a obras importantes. Si el pedido de revocatoria no tiene fundamento, considero que quienes lo promovieron deberían asumir los costos generados por el Estado. Mi enfoque sigue siendo trabajar por el bienestar de Quito, y si el proceso sigue adelante, si mañana les dan las firmas, si pasado mañana el señor recolecta las firmas, y si tras pasado mañana me dicen gracias, diré muchas gracias.

¿No le preocupa entonces el proceso de revocatoria, verdad?

Me preocupa porque consume tiempo y esfuerzo que preferiría dedicar a inaugurar obras. Sin embargo, estoy tranquilo porque estoy trabajando con alma, corazón y vida. Mi conciencia está tranquila, y si el proceso sigue adelante, me enfrentaré a él con la certeza de haber hecho lo mejor para la ciudad. Al final, quienes promueven la revocatoria tendrán que explicar por qué generaron inestabilidad e incertidumbre en la ciudad. (I)