El aspecto de la zarigüeya, animal también conocido erróneamente como ‘zorro’ en Ecuador, es fuente de algunas confusiones respecto a su rol natural.

Esta especie tiene miles de páginas en redes sociales dedicadas a subir memes de los distintos tipos de zarigüeya.

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No obstante, muchos mitos persisten en la sociedad ecuatoriana respecto a este animal.

Su tamaño y su cola llevan a muchos a pensar que se trata de una rata gigante, motivo por el cual son agredidas.

Otra de las razones por las cuales son violentadas es que se piensa que son portadoras de enfermedades peligrosas como sarna (los especímenes adultos pueden presentar poco pelaje) o que atacan a animales domésticos, como perros.

La manera en que reaccionan cuando se sienten amenazadas también podría asustar a algunos, pues produce un sonido similar a un siseo. Sin embargo, son inofensivas: su otra táctica preferida es pretender que están muertas, rasgo evolutivo que atestigua su naturaleza pacífica y pasiva.

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Sin embargo, esta reacción no es algo que puedan controlar a propósito. Entran en un estado catatónico cuando se enfrentan a un depredador, en un intento de persuadir al agresor de dejarlas en paz.

Existen dos tipos de zarigüeya en el país: la primera es Didelphis marsupialis, la zarigüeya común de orejas negras, que habita mayoritariamente en la Costa, en provincias como Guayas, Manabí, El Oro y Los Ríos, pero también se puede encontrar en hábitats de hasta 2.000 metros sobre el nivel del mar en provincias de la Sierra como Imbabura, Pichincha y Chimborazo.

El segundo tipo de zarigüeya que habita en Ecuador es Didelphis pernigra, la zarigüeya andina de orejas blancas.

Vive en páramos, bosques templados y subtropicales altos de la Sierra ecuatoriana.

Abel Gallo, biólogo del Proyecto Sacha, que se dedica a rehabilitar especies silvestres heridas como iguanas, tigrillos y zarigüeyas, nota que estos últimos son los animales que más llegan con heridas al centro médico de la organización.

Añade que las dos principales causas por las cuales llegan zarigüeyas heridas son por ataques de perros, de parte de humanos y atropellamientos.

Aunque tienen mala reputación, son vitales para mantener el balance de los ecosistemas en los que viven.

Su alimentación es clave en este equilibrio: son omnívoros, pues se alimentan de otros animales como insectos y pequeños vertebrados, como roedores, además de frutos.

El primer aspecto de su dieta es importante porque ayuda al control de plagas, según Gallo, y la segunda, su consumo de frutos, ayuda a esparcir semillas mediante sus heces, que aporta a la regeneración de sus ecosistemas. “El tener a las zarigüeyas presentes en una ciudad como Guayaquil es superimportante porque son grandes controladores de plagas”.

La rehabilitación de zarigüeyas heridas es má difícil mientras más jóvenes sean, apunta Daniela Guamán, bióloga.

Pone el ejemplo de una zarigüeya hembra que muere y deja huérfanos a una decena de bebés. Si estos tienen muy poco tiempo de haber nacido, necesitan condiciones parecidas a las del marsupio de la madre , que es la bolsa de la madre en la cual las crías terminan de crecer, pues nacen prematuras.

Simular el marsupio involucra poner a los animales dentro de una termocuna para que terminen de desarrollarse. Sin embargo, pocas sobreviven.

“La crianza en cautiverio es muy complicada cuando son de ese tamaño. Cuando son más grandes y tienen pelo y ojos es más fácil. Ahí ya suelen sobrevivir, con un éxito del 90 % al 100 %”, indica Gallo.

El experto nota que a pesar de que aspectos de la “mala fama” de estos animales perduren en el imaginario popular, en los últimos años la ciudadanía se ha encargado más y más de reportar casos de zarigüeyas heridas a fundaciones dedicadas a rescatar animales, y que el paradigma está cambiando de forma paulatina.

Hay que comprender que Guayaquil creció como ciudad en medio de un ambiente natural donde ya habitaban loros, cocodrilos, mapaches, zarigüeyas y serpientes, añade Gallo, y estas especies cumplen una diversidad de roles que también benefician a la ciudadanía.

“Hay que cambiar un poco el pensamiento. El cine nos mostró tiburones y cocodrilos agresivos, aves que atacan gente, lamentablemente eso se quedó en nuestra mente. Los animales cumplen una función”. (I)