Uno de los productos que más rápido se acabaron cuando se anunciaron las medidas de aislamiento en respuesta a la pandemia de COVID-19 fue el papel higiénico, especialmente en Estados Unidos, aunque el fenómeno se replicó a nivel mundial, incluyendo Ecuador.

Abastecerse para un desastre natural requiere tener claras las necesidades de cada individuo y familia, qué alimentos duran más que otros y prepararse para un posible desabastecimiento de productos.

El desabastecimiento podría darse por algunos factores, como la afectación que amenaza al sector agrícola y el colapso de vías, imposibilitando el transporte de comida.

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Denys Maigua, docente de la maestría en Gestión de Riesgos de la Universidad Internacional SEK, recomienda tener alimentos y provisiones que le duren al menos 72 horas al núcleo familiar.

“En esta mochila de emergencia es muy importante tener alimentos enlatados, como atún, garbanzo, fréjol, además de agua limpia y productos de higiene personal”, señala Maigua.

Para el experto, el mensaje de la histeria respecto a la compra de papel higiénico fue un síntoma de que la gente no tenía clara la naturaleza del evento al que se enfrentaban, en ese caso una pandemia.

Agrega que se debería comprar papel higiénico, pues ayuda a mantener la higiene personal, pero no es necesario adquirir “los doce rollos que vienen en el paquete”, aportando el desabastecimiento.

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En el caso de tener que evacuar, es importante contar con provisiones que puedan ser transportadas sin problema. “Si lo puedes transportar, entonces puedes adquirirlo”, expresa y añade que esta racionalización a la hora de comprar podría evitar casos como el del papel higiénico a futuro.

“En aquellos lugares donde no vas a tener inundación, pero sí se sentirá el golpe, se recomienda tener un poco más, costalillos de arroz, por ejemplo”, indica.

Comprar demasiada proteína animal, que necesita refrigeración, tampoco es recomendable. Las lluvias podrían causar cortes de energía que podrían hacer que estos alimentos se pierdan. Las frutas también se suelen pudrir rápido.

Cultivar alimentos propios también es una opción

No es imposible cultivar alimentos o criar animales en contextos urbanos, según Daniel Capa Mora, director de la carrera de Agropecuaria de la Universidad Técnica Particular de Loja.

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Las lluvias, además de generar pérdidas de cultivos, van a generar escasez en el sector productivo, incrementando el precio de alimentos como frutas, verduras y carne animal.

Esto podría poner en riesgo a muchas familias pobres, quienes de por sí ya sufren de inseguridad alimentaria.

“Con la escasez los precios suben y la seguridad alimentaria de las personas baja. Si una col normalmente vale 30 centavos y por este fenómeno se pone a 80 centavos o $ 1, para las familias que a veces solo tienen $ 3 al día para sobrevivir se va a complicar un montón”, indica Capa.

Lo primero a tomar en cuenta para comenzar un huerto urbano, según Capa, es tener un espacio adecuado y capacitarse: saber qué se debe sembrar, cuánto se debe sembrar, qué tipo de suelo se debe utilizar, aprender sobre plagas.

El experto recomienda tutoriales en internet e incluso aplicaciones que brindan esa información.

Lo que pueda crecer depende de la región. En la Sierra crecen bastantes hortalizas y leguminosas, mientras que tomates y pimientos son cultivos más aptos para el clima de la Costa.

La mayoría de las hortalizas dan fruto en tres meses, aunque hay algunas que tardan menos, como los rábanos, que se pueden cosechar en 21 días.

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El brócoli, coles y coliflores toman cerca de 110 a 120 días. El tomate riñón se puede cosechar a partir de los 90 días, y la planta puede seguir produciendo por aproximadamente dos meses.

Considerando que las lluvias por el Fenómeno de El Niño podrían comenzar pronto, los que deseen cosechar sus propios alimentos deberían empezar ahora. (I)