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¡No tienen ni en dónde rezar!, comunidad que vive en extrema pobreza en el golfo fue asaltada y se llevaron los pocos recursos que tenían

Es la segunda vez que se registra un asalto a una comunidad alejada de la ciudad.

La comunidad de Puerto Arturo es un islote ubicado en el golfo de Guayaquil. Foto: Cortesía.

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Cuando el reloj marcó las 01:30 del miércoles 20 de marzo de 2024, un grupo de delincuentes llegaron en una embarcación a la comunidad Puerto Arturo.

Este sector se encuentra justo en el golfo de Guayaquil, cerca de la isla Puná. Es un islote donde los habitantes viven de la pesca y del cangrejo.

Aquel día fueron sorprendidos durante la madrugada. Les robaron los motores de las embarcaciones con las que salían a pescar para subsistir, televisores de baja gama, celulares y el poco dinero que tenían.

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Comunidad Punta Diamante, donde se descubrió una nueva playa de Guayaquil, sigue en el abandono: recogen agua de lluvia y se alumbran con candil

Cuando concluyó este asalto, una de las víctimas, que logró esconder un celular, salió a buscar señal. Se contactó con Gabriela Cruz, presidenta de la Federación Nacional de Cooperativas Pesqueras Artesanales del Ecuador (Fenacopec).

“Allá viven familias en extrema pobreza. Me dijo que llegaron muchos hombres armados y querían los motores fuera de borda. Golpearon a los hombres que no se dejaban robar y exigían dinero de lo que habían producido porque son cangrejeros”, contó Cruz, quien aseguró que dan ganas de llorar solo el observar cómo vive la comunidad.

Después de que Cruz contestó la llamada, de inmediato se comunicó con el ECU911. De hecho, este organismo dijo a EL UNIVERSO que a las 09:30 del miércoles recibieron la alerta del robo a domicilios de la comunidad Puerto Arturo. “Desde el ECU911 Guayaquil se coordinó esta atención con la Policía Nacional”, respondió.

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Cruz señaló que no hubo respuesta efectiva y que no ha ido la ayuda al lugar. “La Policía quiso ayudar, pero no tenían cómo movilizarse e hice un llamado al GAD. Qué les cuesta invertir en $ 50 de combustible, están cerca. Sin embargo, hemos pedido a los compañeros de la comunidad de Puerto Salinas e isla Santa Rosa que vayan a auxiliar a los compañeros”, expresó Cruz.

Así se puede llegar a Punta Diamante, la nueva playa descubierta en Guayaquil

Hasta ahora los afectados no han logrado colocar la denuncia por la falta de movilización, dijo Cristian de la Torre, dirigente del sector pesquero artesanal y presidente de una cooperativa de cangrejeros.

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Él tiene acercamientos con esta comunidad desde joven por su relación con la actividad pesquera. “Conozco a la mayoría del golfo de Guayaquil y lamentablemente están abandonados. No hay manera de comunicarme con ellos”, señaló el también secretario de la red de integración económica ancestrales del manglar.

Cruz la mañana de este jueves 21 de marzo logró comunicarse con la habitante de Puerto Arturo Carmen Guzmán. Ella indicó que fueron momentos de angustia.

Gracias a Dios a las mujeres y a los niños no nos pegaban, a los hombres sí le daban golpe. A unos jóvenes de 14 y 15 años le pegaron en el pecho”, relató Guzmán a este Diario.

En la comunidad Puerto Arturo viven cerca de quince familias, no tienen servicios básicos. Para tener luz usan generadores y no poseen un proceso adecuado de recolección de basura.

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Cerca de las casas hay una pequeña iglesia, que está destruida desde el último sismo registrado en abril de 2023. Ya no pueden rezar en ese espacio.

María del Pilar Farez, jefa de comunicación de la Dirección Nacional de los Espacios Acuáticos, mencionó que el retén de Puná atendió esa emergencia. Y que fueron seis delincuentes los que ingresaron a la comunidad y se llevaron cuatro motores, dinero y celulares.

Asaltos a zonas de escasos recursos son comunes

En febrero pasado, otra comunidad fue también víctima de la delincuencia. Se trató de Punta Diamante, una nueva playa de Guayaquil, ubicado en Chongón, parroquia urbana de Guayaquil.

Con ellos cerca de las 00:00 del sábado 3 de febrero, cuando algunos habitantes aún estaban despiertos escucharon gritos desde sus casas levantadas con madera y caña.

“Ya estábamos por ir a dormir cuando escuchamos gritos y entró una persona y luego otra, y nos apuntaron (con armas). Nos hicieron bajar en una esquina, ahí nos tenían arrinconados”, dijo un comunero.

Como los delincuentes no lograron ingresar por la puerta, dañaron una parte de las cañas que servía como pared de la casa. Foto: Jorge Lozada.

Él estaba junto a su esposa e hijos y su única preocupación era el bienestar de su familia. Los cerca de diez delincuentes, que llegaron en dos canoas, de a poco fueron sacando a los habitantes de sus viviendas mientras saqueaban.

Los delincuentes se llevaron generadores eléctricos, los cuales daban energía eléctrica a la comunidad, puesto que no cuentan con servicios básicos. También varios motores de los botes, con estos salían a pescar para alimentarse.

Los tanques de gas, dinero, celulares, ropa y hasta la comida. Así dejaron los criminales a esta comunidad, a oscuras y temerosos. Adultos mayores, niños de 4, 8 años y hasta de menos de un año estuvieron desprotegidos. (I)

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