Antonia Barre, de 71 años de edad, pasa tres horas al día de lunes a viernes en buses, haciendo trasbordos y caminando para llegar a los dos sitios donde trabaja como empleada doméstica.

Ella vive en el bloque 10 de Bastión Popular, populoso sector que se inició como invasiones en el noroeste de la mancha urbana de Guayaquil.

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Desde allí se mueve a diario hasta las ciudadelas del norte de Guayaquil y de la parroquia satélite La Aurora, que pertenece a Daule, dentro del área metropolitana más poblada del Ecuador, según el conteo poblacional del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).

Cuando su yerno no puede llevarla en tricimoto, ella sale a las cinco de la mañana de su casa para acceder a uno de los alimentadores de la Metrovía que la lleva a la avenida Francisco de Orellana, donde se sube a un bus que la deja cerca de la urbanización Mirador del Norte. En una de esas casas trabaja desde las seis y media hasta las nueve de la mañana.

De allí camina un tramo para subirse a la línea que la lleva hasta la parroquia La Aurora, donde en uno de los autos que acercan a las entradas de las urbanizaciones llega a su segundo trabajo. “El regreso me toma hora y media, cojo uno de esos taxis (comunitarios que cobran $ 0,50) y luego un bus que me deja en la Perimetral, desde donde camino a mi casa. Es difícil cruzar estas avenidas y hay que buscar ir por donde menos roban”, afirma Antonia, que mantiene esta rutina ya dos años.

El área metropolitana de Guayaquil es un hecho con la movilización de miles de personas dentro de la mancha urbana contigua de cuatro cantones separadas solo por los ríos Daule y Babahoyo, que son tributos del Guayas.

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La historia reciente de Guayaquil, Durán, de la parroquia satélite La Puntilla, que pertenece a Samborondón, y de La Aurora, que conforman esta área metropolitana, se teje en decisiones como por dónde pasará una vía (como el trayecto de la Perimetral que mejoró la conexión de Guayaquil con La Aurora) o la creación de un cantón desmembrando al que pertenecía históricamente.

El art. 247 de la Constitución indica que “el cantón o conjunto de cantones contiguos en los que existan conurbaciones, con un número de habitantes mayor al 7 % de la población nacional podrán constituir un distrito metropolitano”, condición que cumplen estos cuatro cantones del Guayas.

¿Por qué Guayaquil no se ha consolidado como distrito metropolitano de manera institucional y oficial?

Antonia Barre enfrenta a diario las demoras del transporte público al dirigirse a sus dos trabajos dentro del mismo norte del área metropolitana de Guayaquil, donde ella también vive. Foto: Xavier Ramos

David Hidalgo Silva, arquitecto con Ph. D. en gestión urbana, responde que se debe a los intereses inmobiliarios sobre las parroquias urbanas satélites: La Puntilla y La Aurora.

“La creación de estas en cantones donde el Municipio de Guayaquil no tiene competencias para regular el uso y gestión del suelo, no es una casualidad fue intencional. Lamentablemente, este modelo habitacional de ‘ciudades dormitorio’ con urbanizaciones cerradas en estas parroquias ha retrasado a Guayaquil, es decir, no se ha podido avanzar en una planificación para el desarrollo urbano del área metropolitana desde una mirada técnica y no mercantil”.

Este crecimiento habitacional sobre estas parroquias, agrega Hidalgo, es opuesto a un “modelo de ciudad compacta y representa un importante negocio inmobiliario de grupos económicos históricos”.

Los autoridades de las últimas décadas en los gobiernos seccionales involucrados, indica, “han permitido que se mantenga este statu quo, lo que impide la institucionalización del Distrito Metropolitano de Guayaquil (DMG)”.

Felipe Espinosa, arquitecto e investigador de la Universidad de Guayaquil, considera que el último gran planificador que tuvo la ciudad fue el fallecido León Febres-Cordero, que planificó esta zona desde una visión integral cuando fue alcalde de Guayaquil en el periodo 1992-2000.

“Cuando entró definió el Plan Regulador de Desarrollo Urbano y al irse dejó a la ciudad con el Plan de Ordenamiento Territorial en el 2000. Allí se cocinó la planificación ajustándola a las nuevas necesidades″.

Al regular el uso del suelo, afirma Espinosa, Febres-Cordero invirtió en infraestructura en la zona industrial de la vía a Daule: “Desarrolla parques, mercados, el Mercado de Transferencia de Víveres, el relleno sanitario de Las Iguanas, los túneles, actualiza la ciudad que había estado botada por treinta años”.

La opción de crear el distrito metropolitano está vigente desde 1992. En ese entonces solo se configuró el Distrito Metropolitano de Quito, el único creado en Ecuador hasta el momento.

Una de las causas, dice Espinosa, fue la desaparición de ciertos organismos que tenían una función más regional dentro de la zona de influencia del área metropolitana.

“Los organismos encargados sobre este tema han venido desapareciendo, los especialistas son dispersos. Teníamos a Cedegé (Comisión de Estudios para el Desarrollo de la Cuenca del Río Guayas) que era importante para mirar esa visión global de Guayaquil en el contexto de la demanda del recurso agua”.

Las universidades, agrega Espinosa, comenzaron a dejar de participar con sus institutos de planificación, “el Instituto de Investigación y Arquitectura de la Universidad de Guayaquil tuvo una época dorada, pero murió”.

“Cuenca y Quito tienen una tradición de planificación en sus instituciones, lo que es muy importante”.

La institucionalidad apuntala una planificación global e integral de una zona determinada. Hay ejemplos como la RPA (Regional Plan Association, según sus siglas en inglés), una organización de planificación regional independiente fundada en 1922, que delinea y planifica el desarrollo de una región metropolitana de 31 condados de los estados de Nueva York, Nueva Jersey y Connecticut.

“Ya van por su cuarto plan de Nueva York y su área de influencia”.

Jaime Nebot fue el que reemplazó a Febres-Cordero y estuvo en el periodo 2000-2019. Ambos son del PSC, partido que terminó gobernando la ciudad de Guayaquil por 31 años hasta mayo de 2023 con Cynthia Viteri.

El alcalde actual Aquiles Alvarez, del correísmo, asumió el cargo en mayo de 2023.

Espinosa afirma que las administraciones posteriores de Febres-Cordero no fortalecieron el sistema de planificación del área metropolitana. “No han tenido la visión de pájaro de vuelo que tuvo Febres-Cordero”.

¿Y cuáles son las consecuencias que en el ámbito político no se haya creado el DMG?

Guayaquil ha crecido hacia el norte, fuera de sus límites cantonales, hacia la parroquia La Aurora, en Daule. Foto: El Universo

Parte de la respuesta está en las conclusiones del artículo académico ‘Metropolización en Ecuador: desafíos en la institucionalización del Distrito Metropolitano de Guayaquil (1992-2023)’ que señala el desarrollo coartado de Durán, al igual que el de la cabecera cantonal de Samborondón.

“En cambio, en la parroquia urbana satélite La Puntilla se ha originado un desarrollo habitacional en función de intereses económicos. La hegemonía política del PSC (Partido Social Cristiano que ocupó la Alcaldía de Guayaquil entre 1992 y 2023) y su modelo de gestión urbana causaron un retraso en materia de institucionalización del DMG, y la falta de voluntad política durante tres décadas fue la principal causa”.

Al no tener un gobierno metropolitano para Guayaquil, La Puntilla, La Aurora y Durán, dice Hidalgo, “estos territorios no pueden ser planificados de forma unificada. Continúan perpetuando asimetrías y evidencian subdesarrollo en temas de planificación territorial integral. Mientras el negocio inmobiliario irracional marque el pulso el desarrollo territorial en Guayaquil y su área metropolitana, no se podrá avanzar hacia un modelo de gestión urbana y metropolitana eficiente y de calidad”.

La creación del DMG requiere de consensos. Su no institucionalización “simboliza por un lado fuertes intereses económicas sobre la tierra y por otro, gobiernos locales que no se unieron en el pasado y el presente para impulsar la creación de esta necesaria estructura administrativa para Guayaquil y su área metropolitana con el fin de tener mejores resultados en densificación, movilidad, seguridad, etcétera”, asegura Hidalgo.

Los estudios de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Guayaquil muestran que en el periodo 2000-2011 la ciudad de Guayaquil crecía cuatro mil hectáreas cada diez años con un incremento poblacional de 300.000 personas, lo que equivale al número de habitantes de Cuenca.

Pero a partir de 2008 y hasta antes de la pandemia del COVID-19 (que empezó en marzo de 2020), manifiesta Espinosa, se empieza a revertir esta tendencia. “Guayaquil ya no aportaba con 4.000 mil hectáreas de suelo urbanizado cada diez años, sino solo con 2.000 hectáreas, bajó enormemente. Los otros cantones (Daule, Samborondón y Durán) tenían mejores planificadores y cubrieron la demanda de casas”.

Las proyecciones muestran que los cantones Guayaquil, Durán, Daule y Samborondón tendrán en su conjunto una población de cinco millones de habitantes hasta el 2050.

Desde el Estado central, dice Espinosa, también se dio un sesgo al crear durante el correísmo la Zona 8, que incluye a Guayaquil, Durán y Samborondón, dejando de lado a La Aurora (en Daule) que tiene 115.060 pobladores y está frente al límite norte de Guayaquil, separadas ambas solo por el río Daule.

“Lo más apropiado es que para hablar de un área metropolitana esta debe incluir a Guayaquil, Durán, Samborondón y Daule”, indica Espinosa.

Una administración metropolitana de la ciudad, agrega, definiría el desarrollo de la zona en cinco aspectos:

  • Uso del suelo, que son las actividades que pueden desarrollarse en los cantones.
  • El sistema de transporte.
  • La economía de la zona.
  • La preservación del medio ambiente.
  • La forma como se administra el área metropolitana. (I)