A las 19:00 de este domingo, Daniel Noboa y Luisa González finalmente se medirán frente a frente en el debate presidencial. Es la antesala de los comicios del 15 de octubre, un espacio en el que se espera que los candidatos aterricen sus propuestas, sean más concretos en su visión del país y expliquen cómo harán para cumplir lo que ofrecen.

Es grande la expectativa por el careo. En la primera vuelta, luego del asesinato de Fernando Villavicencio, el debate fue clave. Cautivó la atención de miles de ciudadanos, durante y después de su emisión. Según la empresa Comunicaliza, el 70 % de ecuatorianos sintonizó el debate presidencial del 13 de agosto; el alcance significó tres puntos más que en 2021. Y si a eso se suma a quienes no vieron el programa en el momento de la transmisión pero consumieron información después, el impacto fue del 82 %.

Para Daniel Noboa, candidato por la alianza ADN (listas 4-35), el debate representó un importante empujón para ubicar su nombre en el balotaje, por encima de otros candidatos que hasta entonces aparecían mejor posicionados en las encuestas. De su participación se recuerda que fue el único en usar chaleco antibalas, habló con cifras, no recibió ataques ni propició enfrentamientos contra sus adversarios.

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Para Luisa González, del movimiento Revolución Ciudadana (RC, lista 5), el debate marcó un cambio en el enfoque de su campaña. En aquel momento fue confrontativa y apeló constantemente al pasado con la frase “Ya lo hicimos”. Después del evento adoptó una actitud conciliadora, su mensaje se transformó a “Por el bien de todos” y hasta se modificó la tipografía de su nombre en la imagen de campaña.

De acuerdo con las reglas establecidas para el careo de la segunda vuelta, el debate durará dos horas. El intercambio entre los presidenciables se centrará en cuatro ejes temáticos: economía, seguridad, social y política. Por cada bloque se realizarán dos preguntas, habrá espacio para réplicas y repreguntas.

El contexto del nuevo debate será distinto al primero por varios factores, empezando porque antes el nivel de indecisión de voto era mayor; ahora ronda el 13 %. Además, por el formato, los candidatos tendrán más tiempo para contestar las preguntas, así que se espera que sean menos generalistas y más detallados en sus respuestas, apuntó Álvaro Marchante, gerente de Comunicaliza.

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“Cuando estamos ante un debate que ha generado tantos cambios y ahora estamos ante dos candidatos que no tienen una profundidad de conocimiento amplia (en los electores)... Sí tienen un nivel de conocimiento, un nivel de aprobación, pero cuando hemos hecho investigaciones cualitativas vemos que no hay un trasfondo completo. No se saben bien las propuestas; no saben bien, del todo, quiénes son (Noboa y González). Ambos candidatos necesitan salir del estereotipo y la ciudadanía necesita conocerlos más a ambos. En este debate la gente espera terminar de conocer a los candidatos”, reflexionó Marchante.

Lo que interesa a la gente, apuntó Marchante, es conocer el estilo de los candidatos, su preparación y las propuestas que tienen para resolver los principales problemas de la población, que son seguridad, empleo y salud.

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En el primer encuentro, Daniel Noboa también destacó por mantenerse sereno, sin meterse en la arena del conflicto. Pero en las semanas previas al debate del 1 de octubre, el candidato ha hecho comentarios que han levantado críticas y podrían jugarle en contra. Por ejemplo, en un evento dijo de su contrincante de la lista 5: “Seguramente en el debate hasta una Gillette ha de llevar la otra candidata (Luisa González), a ver cómo me va raspando por ahí. Yo capaz le llevo un ramo de flores”.

También la candidata del correísmo ha dicho frases que la han envuelto en polémica. Eso pasó cuando en una entrevista radial dijo que “Venezuela tiene mejores condiciones de vida que Ecuador”. Lo expresó para referirse a que migrantes venezonalos que llegaron a Ecuador ahora están regresando a su país.

Pero no solo pesan las declaraciones de los presidenciables, sino también lo que han dicho sus compañeros de fórmula. En el caso de Verónica Abad, dupla de Noboa, han trascendido sus ideas en las que pondera la privatización de la educación y salud, por ejemplo. Y en el caso de Andrés Arauz, candidato a vicepresidente por la RC, se volvieron virales sus comentarios sobre la dolarización y la extraña relación entre el asesinato de Fernando Villavicencio y la caída del riesgo país.

La puesta en escena de Noboa y González será crucial en el debate, tomando en cuenta la imagen que cada uno dejó de su primera participación.

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En ese sentido, Andrés Jaramillo, docente y consultor político, comentó que la percepción sobre la candidata de la RC ha sido que en el primer debate no le fue bien. Por eso, en su caso, “de alguna forma se prevé que no sea la misma Luisa; cualquier mejora se va a ver de forma positiva, porque la vara que dejó del primer debate es fácilmente reversible”.

No pasa lo mismo con Daniel Noboa. “Él dejó la vara tan alto que lo que la gente está esperando es que le vaya recontrabien. Me temo que lo que hemos visto en las últimas semanas no ha sido eso. Cuando él se sale del guion e intenta ser gracioso o intenta hacer un comentario improvisado o intenta complementar, aparecen perlas como, por ejemplo, que la candidata (Luisa González) va a llevar una Gillette para cortarlo en el debate o que las mujeres se embarazan para cobrar el bono o que el sindicato de médicos es una mafia”, analizó Jaramillo.

Pese a encabezar algunas encuestas de intención de voto, las comprometedoras expresiones que ha hecho el candidato de ADN generaron que entre la semana del 18 al 24 de septiembre la conversación digital en torno a él tenga un mayor sentimiento negativo, llegando al 40,79 %, a diferencia de su adversaria, que tuvo un 42,16 % de sentimiento positivo, de acuerdo con un análisis de escucha social realizado por Andrés Jaramillo con datos de redes sociales, páginas web y grupos públicos de Telegram.

A criterio de Andrés Obando, comunicador político, “sería un grave error” si en el debate Daniel empieza a atacar a Luisa y al correísmo, ya que algo que lo destacó en la primera vuelta fue haber captado las voluntades de aquellos ciudadanos que no se encasillan en la dicotomía correísta anticorreísta.

Obando señala que “los debates están diseñados para confrontar”, pero lo deseable es que esto sea entre sus ideas y propuestas. Sin embargo, reconoce que “es poco probable” que no haya ataques.

“En los debates suele darse la particularidad de que los candidatos suelen ser más detallistas, mucho más prolijos cuando atacan que cuando hablan de sus propuestas. Lo más probable es que pase ese escenario en el que empiecen a atacarse, y tienen con qué”, analiza el experto.

Obando observa que, por ejemplo, Luisa González probablemente se vaya por el lado de las declaraciones de Verónica Abad y va a tratar de acorralar a Noboa y querrá encuadrarlo en que es la continuidad del Gobierno actual; cuestionará a su familia con el pago de impuestos, entre muchas otras cosas.

De lado de Daniel Noboa, en cambio, posiblemente se enfoque más en el correísmo (referencia al gobierno de Rafael Correa). “Estoy casi seguro de que él va a empezar a mencionar al correísmo como para atacar por el lado de la corrupción. También va a mencionar los ‘ecuadólares’ de Andrés Arauz”, comentó Obando. (I)