El 59 % de la población ecuatoriana considera que los partidos políticos no funcionan bien, mientras que el 85 % cree que la democracia puede funcionar sin estos, según el más reciente informe del Latinobarómetro, llamado La recesión democrática de América Latina.

Analistas coinciden en que la corrupción, la falta de institucionalidad y credibilidad, el mal desempeño de funcionarios en la Asamblea Nacional y la escasa preparación de cuadros políticos son las razones por las que la población no tiene una buena apreciación de ellos, lo que es “preocupante” ya que la existencia de los partidos políticos es una parte estructural de la democracia.

Según el documento, Ecuador se encuentra en el top 3 de todos los países de la región en donde los ciudadanos mayoritariamente perciben que la función de los partidos políticos no es buena y que se puede vivir en democracia sin ellos. Solo el 36 % de los ciudadanos considera que sin partidos políticos no hay democracia.

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El análisis es parte de la percepción de la población sobre el funcionamiento del régimen democrático en el país. Según el informe, en 2023 el 37 % de los ecuatorianos prefiere la democracia como régimen de gobierno, un aumento de cuatro puntos porcentuales desde 2020 (33 %).

No obstante, el 37 % de la población es indiferente a que el Gobierno sea o no democrático, valor que bajó un punto porcentual desde el 2020. En estos mismos años, aunque de forma general Ecuador apoya el régimen democrático sobre otros, el 19 % los ciudadanos cree que en ciertas circunstancias es preferible un gobierno autoritario.

En esa línea, Ecuador con el 87 % es el segundo país de la región en estar más insatisfecho con la democracia y solo el 12 % de la población está satisfecha.

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Lolo Echeverría, analista político, considera que la corrupción, la falta de economía, las malas condiciones de vida de la población y el deterioro de las instituciones causan que los ciudadanos ya no crean en los partidos políticos.

“Los partidos políticos han fracasado y por eso la consecuencia es el rechazo e incluso el creer que en determinadas condiciones sería aceptable una dictadura. Esto le pone al Ecuador entre cuatro países que son proclives a caer en el populismo. En general ha habido un deterioro de la democracia, pero especialmente en el Ecuador la crisis es muy aguda”, opina.

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Asimismo, Lenin Polanco, analista político, menciona que esta percepción de los ciudadanos se da por los escándalos de corrupción y los cuadros políticos sin preparación, lo cual es “preocupante” porque esto puede abrirle paso al populismo.

“Los partidos políticos como otras instituciones democráticas reflejan una crisis de legitimidad y credibilidad que se puede fácilmente observar en estas cifras, la percepción ciudadana sobre el funcionamiento de los partidos parte del desempeño de estos en la Asamblea Nacional: escasa producción legislativa, escándalos de corrupción, cuadros políticos sin preparación y bloqueo parlamentario son algunas de las razones que ayudan a entender el fracaso del sistema partidario. Sin embargo, es altamente preocupante que casi el 60 % de los encuestados piensen que la democracia puede funcionar sin ellos, pues esto es camino fértil para el advenimiento de regímenes poco democráticos o totalitarios”, expresa.

Por otra parte, Arianna Tanca, analista política, opina que es una reacción esperada, pues en su criterio la falta de institucionalidad y representación, además del mal trabajo de los funcionarios de turno, acarrean que los ciudadanos ya no confíen en estos.

“Los partidos no están institucionalizados y la ciudadanía los percibe como máquinas electorales que solo aparecen en elecciones a pedirte el voto, son focos de corrupción y encima no hacen bien su trabajo en la Asamblea. Entonces no se sienten representados en los partidos ni con los asambleístas del partido. El 59 % que considera que la democracia puede funcionar sin ellos, es una reacción natural porque piensan que son estructuras o instituciones que no sirven”, menciona.

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Por otro lado, parte de la población que sí cree necesario que haya tiendas políticos para el funcionamiento de la democracia, según Echeverría, se da porque consideran que los partidos políticos son los “mediadores entre el soberano que es del pueblo y el poder del Estado”; no obstante, dice que hay un evidente desgaste de estos por la mala elección de candidatos, por lo que están en riesgo.

“Esto es evidente porque ellos tienen el monopolio de los candidatos, ellos son los únicos que pueden presentar candidatos para que el pueblo elija en las urnas. Y si presentan pésimos candidatos o siempre a los mismos, entonces tanto el partido como el candidato son rechazados por la gente. Los partidos políticos se han deteriorado porque perdieron su razón de ser, ya no practican democracia, no son escuelas de estudio de la realidad nacional, de formación de cuadros de gobierno, de elaboración de proyectos nacionales para conducir al pueblo hacia objetivos claros y definidos. Esas son las razones por las cuales la gente cree que no son necesarios los partidos”, expresa.

Tanca menciona que a pesar de ser mal considerados por la ciudadanía, estos sí son necesarios pues son “vehículos para la democracia”.

“La democracia no puede funcionar sin partidos políticos, son vehículos de la democracia y el hecho de que no funcionen bien no significa que hay que eliminarlos, sino más bien trabajar en su institucionalización. Esta cifra es menor naturalmente porque la mayoría de personas rechaza los partidos políticos, las personas que creen en la democracia y creen en los partidos políticos naturalmente no conciben una democracia sin ellos porque, como decía, son el vehículo de la democracia. Ahora, ninguna percepción ciudadana es mejor que otra, simplemente son reacciones a la lamentable situación política e institucional que el país tiene, no de ahora sino de muchos años”, subraya.

Con esto coincide Polanco, pues dice que los partidos cumplen un rol fundamental en democracia, pero que estos no “han cumplido” su trabajo.

“Los partidos deben cumplir el rol de ser un canal de comunicación directo, una bisagra entre la ciudadanía y sus demandas frente a las instituciones del Estado; claramente este rol no se cumple, pues los partidos se han convertido en simples aparatos políticos que se activan en elecciones. Es decir, una suerte de empresas electorales cuyo único fin es la obtención de una cuota de poder, que, una vez terminadas las elecciones, se desactivan. El hecho de que más del 80 % de encuestados esté insatisfecho con este tipo de régimen claramente explica el fracaso del sistema de partidos y nuevamente genera una alarma, ya que el país se convierte en tierra fértil para regímenes no democráticos, que junto a la crisis estructural de seguridad y el avance de las mafias criminales configuran un escenario proclive para cualquier totalitarismo que ofrezca luchar eficientemente contra ellas”, explica. (I)