Guayaquil tendrá un segundo bosque urbano nativo: el proyecto de revitalización de la fauna y flora urbana, liderado por la Fundación La Iguana, ya empezó la fase inicial de los trabajos (remoción de tierra) en el redondel de la avenida 25 de Julio, cerca del Puerto Marítimo, en el sur de Guayaquil. Se intervendrán 3.525 metros cuadrados.

Contemplan sembrar 6.314 plantas de al menos 50 especies nativas del bosque seco tropical. La organización ya intervino el redondel Antonio Parra Velasco, en Sauces, en el norte de Guayaquil.

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A diferencia del bosque en Sauces, el de la avenida 25 de Julio no será visitable para el público, indica Andrea Fiallos, fundadora de La Iguana. Funcionará más bien como un pulmón urbano, parte de una estrategia que busca implementar proyectos similares a través de toda la avenida.

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Fiallos espera que el redondel de la avenida 25 de Julio funcione como parte de una cadena que conecte la vida silvestre en la ciudad con el manglar. Una variedad de aves ya frecuentan la zona, que podrán alimentarse de los insectos y demás organismos que lleguen al sitio a partir de los trabajos.

Las biozanjas que serán implementadas en el redondel en el sur de la ciudad, explica, ayudarán a mitigar los efectos de inundaciones en la ciudad. Van a trabajar con plantas que requieran el menor nivel de atención, como riego y podas, pues no va a ser visitable. La idea es que la vegetación se apropie del sitio y que “simule una selva”.

“De todas maneras se van a beneficiar todas las instituciones que están cerca del lugar (...). Que sea visitable o no no reduce eso”, indica. Realizan un estudio previo para determinar si la zona se presta para que el lugar sea visitable.

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El proyecto Sembrando una Ciudad busca revitalizar el redondel de la avenida Antonio Parra Velasco, en Sauces

Otro componente de los bosques urbanos nativos es cómo se involucra a la comunidad. “Este es un caso particular, es un área de entrada al Puerto Marítimo. Ya hemos trabajado con varias empresas integrantes del puerto, con las que venimos trabajando por años. Su personal se ha beneficiado de charlas y capacitaciones a lo largo del tiempo”, indica.

A medida que la obra avance, también lo hará el proceso de socialización, con charlas educativas en escuelas municipales públicas que operan en el sector, además de otros gremios, en coordinación con el Municipio de Guayaquil.

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El Concejo Cantonal recientemente aprobó $ 58.137,11 para el proyecto, que representa el 48 % del presupuesto. La Fundación La Iguana cubrirá el resto del gasto.

“Ya no hay alcaldía en el planeta que pueda desvincularse de las mitigaciones inmediatas que deben emprender para la adaptación al cambio climático”, recalca Fiallos.

Otra de las funciones de los bosques urbanos nativos es recopilar datos científicos a partir de ellos, además de lograr un cambio cultural, modificando la relación de los guayaquileños con la naturaleza. Parte de esto es lograr que los ciudadanos entiendan que no se están promocionando “matorrales descuidados”, sino en beneficio para la ciudad, explica Fiallos.

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Es por eso, continúa, que cada bosque urbano nativo viene acompañado de una estrategia integral, que se adapta a las necesidades únicas de cada espacio. El redondel de Sauces incluye un calendario de ferias educativas y científicas.

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“No se puede seguir contemplando esta visión minimalista y completamente invasiva que es tener césped, palmas y unas plantas ornamentales que no cumplen ninguna función de beneficio para nosotros”. (I)