El asesinato del alcalde de Manta, Agustín Intriago, despertó la indignación del país y generó una alerta en motivos de seguridad para las autoridades de los municipios en Ecuador. El pasado 23 de julio fue víctima de un ataque armado en el barrio 15 de Septiembre, mientras era parte de una actividad. Una mujer también falleció a causa de los disparos en el lugar.

Patricio Maldonado, presidente subrogante de la Asociación de Municipalidades Ecuatorianas (AME), dijo que se levantó una hoja de ruta con el ministro del Interior, Juan Zapata, pero que de eso no pasó. Que se envió una carta al comandante de Policía, Fausto Salinas, y se les respondió que los 12 alcaldes que pidieron resguardo policial sí tendrán la presencia de efectivos.

En ese listado estuvo el alcalde Intriago. Maldonado se preguntó si estaban capacitados para brindar la seguridad necesaria o si fueron solo policías designados por autoridades superiores que no sabían cómo actuar.

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“Los alcaldes y alcaldesas somos personas públicas, nuestras agendas son de dominio popular, saben qué hacemos en cada minuto, cada hora. Nosotros hemos emitido una solicitud de atención inmediata al señor presidente de la República para que se dé solución definitivamente a este gran problema”, enfatizó.

El 15 de mayo, un día después de la posesión de alcaldes y gobiernos parroquiales, el alcalde de Durán, Luis Chonillo, también fue víctima de un atentado. Hubo personas fallecidas, aunque la autoridad logró escapar y esconderse en una casa.

Ante este contexto, el experto en seguridad Mario Pazmiño señaló que todas las autoridades de elección popular necesitan mantener un análisis de riesgos. Es decir, se debe realizar un trabajo de inteligencia antes de cada recorrido para detallar las amenazas que puede haber.

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“Cada una de las dignidades políticas que pensaban que no les iba a pasar nada por representar al pueblo están en un error, porque cada persona está expuesta a una acción delictiva, más aún las autoridades”, puntualizó.

Ana Minga, experta en perfilación y comportamiento criminal, dijo que destinar seguridad a todos los alcaldes no significaría una solución, sino un despilfarro de recursos económicos y físicos, para un momento en el que se necesita que esa seguridad esté atenta por varios frentes.

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Además, expresó que aunque el alcalde de Manta tenía seguridad, pues habría recibido amenazas anteriormente, igual se cometió el atentado.

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Ante esto puntualizó que no se sabe si los policías designados están cumpliendo con una capacitación para el resguardo de las autoridades. “Es decir, ponen tres policías que están haciendo presencia, pero no hacen inteligencia: viendo quién se acerca, movimientos repetitivos, actos que dejen huella (…), no sirve que pongan a policías acompañando si no te van a cuidar”, argumentó.

Para Minga, se debe establecer una comunicación con los equipos de inteligencia, que deben levantar informes sobre el nivel de peligro que corra cierta autoridad. También analizar si existe corrupción dentro de las mismas filas policiales o militares, pues el crimen organizado podría atacar desde adentro de las instituciones.

Para Pazmiño, quien fue director de inteligencia militar, es necesario hacer un análisis de los funcionarios que tienen mayor riesgo para que reciban un resguardo, pero para no dejar sin personal policial en otros puntos que sería necesario, la alternativa podría ser contratar seguridad privada.

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Indicó que en el país existe una escuela de formación en inteligencia militar, donde se forman agentes de protección privada, pero que la cantidad de agentes no es grande. En ese campo, puntualizó que la industria de la seguridad privada deberá crecer, ante el desbordamiento del crimen organizado que ha rebasado las capacidades de la Policía Nacional y Fuerzas Armadas, en cuanto al resguardo de autoridades.

Para Ana Minga, los planes de seguridad deben ser reforzados, por ejemplo, cuando existe una amenaza real, lo que debería hacer es tomar medidas de prevención, vigilar, controlar llamadas, redes sociales, vigilar a las familias. Además, que los amenazados cambien rutinas, no estar expuestos en actividades personales ni públicas, cambiar su modo de vida.

“Si alguien tenía unas amenazas muy fuertes, qué hacía recorriendo un barrio, en el primer recorrido le podían matar, no se le ve protegido con seguridad. No entendemos que estamos entrando a una situación que es seria”, agregó.

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Finalmente, dijo que los criminales todavía no actúan con planificación e inteligencia. Esto, analizado desde el modo en el que cometen los delitos. La escena en Manta fue realizada por principiantes, a su juicio.

Esto explicó porque los atentados se cometen con la presencia de público, con bastantes testigos, no planifican rutas de escape, son impulsivos al decidir cuándo es el momento para cometer los ataques, y cometen varios errores al huir de las escenas. “Si son principiantes, la Policía debe actuar con inteligencia, pero no lo están haciendo”, sentenció. (I)