La crisis de la seguridad social en Ecuador no es un tema nuevo, los vientos de quiebra vienen desde hace más de dos décadas, pero no necesariamente por falta de recursos sino por la exacción a la que se ha sometido a la institución, por los sucesivos gobiernos, sobre todo entre 2007 y 2017, convirtiéndola en una caja chica de la cual se ha abusado sin permiso de sus dueños, los afiliados y jubilados.
Y digo que no se trata de falta de recursos porque el monto que se aporta en la actualidad es más que suficiente para cubrir con una administración técnica eficiente, eficaz y sobre todo transparente, todas sus prestaciones oportunas con calidad y calidez, como merece el ciudadano que con su trabajo contribuye al mantenimiento de esta garantía social que le permita contar con una pensión digna al final de su vida laboral. El problema está en las pésimas administraciones, en la obesidad burocrática que ha acumulado en los últimos años al tomar al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) como botín político. Ahora se pretende incrementar el aporte de los afiliados activos para financiar las decimotercera y decimocuarta remuneraciones de los jubilados, cuando lo correcto es administrar eficientemente el dinero de estos y obtener los mejores rendimientos en las inversiones, las cuales sirven para financiar estos y otros beneficios. No podemos permitir que establezcan recargos al afiliado para cubrir la ineficiencia de funcionarios que no han sido capaces de custodiar los recursos que se les ha confiado. Echar más dinero en ‘saco roto’, ¿para qué? Tal vez para aumentar el gasto corriente de una institución que ha crecido desproporcionadamente; más dinero para despilfarrar en compras de insumos y medicinas con sobreprecios enriqueciendo a algunos funcionarios deshonestos y empresas inescrupulosas, para robar a la ciudadanía; más dinero para mantener una estructura deficiente en salud que no responde a las demandas de los afiliados y jubilados... No más. Si queremos salvar al IESS, para que se vuelva eficiente, es necesario una reingeniería que incluya auditoría técnica y administrativa con una empresa de prestigio internacional.(O)
Édison Guevara Estrella, doctor en Jurisprudencia, Quito