En las veredas ponen grandes vallas publicitarias que impiden el tránsito peatonal, dañan el ornato de la ciudad y son peligrosas, ya que detrás de las vallas se arriman hombres vagos y sorprenden a las personas para lanzarse a pedir dinero.
Para muestra un botón está afuera de la iglesia parroquial de Urdesa. (O)
Pilly Alejandro de Romo, Guayaquil