En enero 2020 escribí entusiasmada, para este medio, un artículo al que llamé 20/20, en alusión al tipo de calificación máxima al que aspiramos. Expresaba el deseo sincero de cambios reales –en todos los ámbitos– en nuestro país, y hacía un llamado a que todos los ciudadanos nos involucráramos y sumáramos esfuerzos para superar los serios escollos que mantenemos desde hace mucho tiempo. Lo he vuelto a leer. Siendo realista, no pesimista, el 2020 nos quedó debiendo mucho.

Nadie imaginaba entonces que viviríamos una pandemia. El mundo fue tomado de sorpresa y, a nosotros como país, nos desnudó como sistema de salud. Esta conmoción mundial nos llenó de miedo, dolor e incertidumbre. Ante lo desconocido, se tuvo que innovar, y muchas veces improvisar. Países desarrollados tambalearon con las primeras medidas que tomaron y tuvieron que reajustar y modificar cada cierto tiempo. Nosotros, con un sistema de salud endeble e inseguro, tuvimos también que aprender en el camino. Once meses después, creo que el mundo ha aprendido de los errores iniciales y, en general, ahora está mejor preparado.

No obstante, los ecuatorianos todavía no hacemos conciencia de lo incierto e inseguro que será este nuevo año. Aunque ahora haya menos muertes, la pandemia continúa y el contagio que provocamos por nuestra irresponsabilidad se mantiene. Estando en esa lucha diaria de la supervivencia, nuevas elecciones presidenciales se avecinan. Dispersos como somos hay 16 personas que aspiran a llegar a la Presidencia de nuestro querido país. Unos cuantos nombres repetidos, otros de advenedizos y otros de improvisados pretenden obtener nuestro voto de confianza y de esperanza por días mejores. En lugar del diálogo y la unión optamos por la discusión irracional y la división. Solo así puede entenderse que la lista de presidenciables sea tan numerosa. Cada uno tiene su discurso y dice tener la solución para nuestros problemas. Algunos hasta llegan a provocar hilaridad. La demagogia abruma y el “borrón y cuenta nueva” es ya parte de nuestra historia.

En este contexto de pandemia y elecciones se acerca la llegada de la vacuna contra el coronavirus. El Ministerio de Salud se enfrenta a un gran desafío para lograr detener el avance del COVID-19. Según el diario digital Primicias, la idea del MSP es inmunizar a nueve millones de ecuatorianos hasta finales de 2021, y, como cada vacuna necesita un refuerzo, eso significa inyectar 18 millones de dosis entre marzo y diciembre de 2021. Para cumplir la meta, se debe vacunar a 900.000 personas por mes (https://www.primicias.ec/noticias/sociedad/gobierno-vacunas-covid-corona...). Para entonces tendremos gobierno y ministro de Salud nuevos. Mientras tanto, la lucha contra el virus debe continuar como responsabilidad individual (medidas de bioseguridad). La inmunización está lejos. Los esquemas de tratamiento para los infectados han ido cambiando. Varios fármacos utilizados inicialmente demostraron con el tiempo no ser útiles. Nada hay todavía aprobado para profilaxis. Los estudios con Ivermectina tienen limitaciones y aún no cumplen con la rigurosidad científica que se necesita para su aprobación. (O)