Paso a explicar las muy graves falencias del Hospital Básico de Balzar, las cuales atentan contra la salud pública.

El día martes 21 de noviembre del 2023 ingresamos de gravedad a mi madre en un hospital básico de Balzar. Como ciudadano me veo en la obligación cívica y moral de denunciar las graves falencias y las anomalías del funcionamiento en lo que respecta al trato al paciente del centro de salud antes mencionado.

En las habitaciones no hay ningún tipo de sábana, el paciente tiene que llevar las suyas y además encargarse de su limpieza.

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Clínicas privadas vs. hospitales públicos

El personal de enfermería no realiza ningún tipo de aseo al paciente ingresado, por lo tanto, de la higiene de este se deben encargar los propios familiares. En el caso de mi madre, una persona de la tercera edad de 95 años, para asearla se lo debe hacer, por lo menos, entre dos personas. Un día que mis dos hermanas estaban aseando a mi madre, un “guardia” tuvo la osadía de decirles que no podíamos estar dos personas dentro de la habitación, cuando lo que procede es que personal de enfermería, el cuál es el personal calificado, es quien debe hacer esta tarea.

En el lavamanos de la habitación, donde estaba ingresada mi madre, no funcionaba el grifo, es decir, no había agua. Mi hermana le comentó esto al director del hospital, y además le propuso que ella podría buscar a alguien para que arregle el problema del agua en la habitación; a esto él le respondió que lo él haría arreglar. Hasta la fecha en que murió mi madre, el 26 de noviembre, nunca lo arreglaron.

No había Norepinefrina, el cual es un medicamento que se emplea para tratar el choque circulatorio y aumentar la presión arterial cuando se presentan situaciones críticas, como sucedió con mi madre.

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El personal sanitario, enfermeros y médicos, cuando ingresaban a la habitación del paciente, nunca se identificaban como tales, simplemente entraban en la habitación sin decir absolutamente nada, por lo que muchas veces no sabíamos con quiénes estábamos tratando.

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El sábado 25 de noviembre, la paciente ingresada, mi madre, a pesar de su gravedad y estar catalogada por ellos mismo como paciente de alto riesgo, no tuvo la visita de ningún médico para monitorearla.

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La asepsia de la habitación donde estaba mi madre la realizaban de manera deficiente, esto lo hacían aplicando un atomizador con aroma floral en el suelo y sobre este pasaban el trapeador. Debajo de la cama nunca limpiaron absolutamente nada.

El cuadro de mi madre era muy grave, eso lo sabíamos todos sus hijos, pero no existe ningún tipo de duda para nadie que un paciente debe tener un trato profesional y digno, aunque el pronóstico sea el peor.

Todo esto con el antecedente que la paciente, mi madre, venía tramitando el carné de discapacidad desde marzo del 2020, el cual nunca lo pudo obtener, por la negligencia, incapacidad e inhumano proceder de los responsables de este centro y de ciertos funcionarios de la Conadis en Guayaquil, quienes le dijeron que ella tenía que viajar a Guayaquil con 95 años, sin poder moverse y mucho menos caminar, denuncia que hice y fue publicada por este Diario en la sección de Cartas de lectores, bajo el título: ‘Carné de discapacidad’.

Carné de discapacidad

Los ciudadanos somos seres humanos, y tenemos todo el derecho a ser tratados como tales. Es realmente inentendible que un hospital, por muy básico que sea, tenga tantas falencias fundamentales, como la asepsia, la higiene del paciente, la falta de agua en las habitaciones, falta de personal sanitario, falta de sábanas, etc., es decir, un mínimo aceptable de profesionalismo que permita luchar y poder salvar vidas.

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Como ciudadano me hago esta pregunta: ¿qué hacen los ministros, directivos y directores de hospitales?; ¿qué hacen las autoridades sanitarias para controlar que se dé un digno y correcto funcionamiento de los centros de salud y hospitales?

Como ciudadano, estoy consciente de los múltiples y graves problemas que tiene el país, como la podredumbre que la fiscal general del Estado recientemente ha destapado en la Función Judicial, pero las autoridades tienen y deben trabajar para ir solucionando todos estos graves problemas, y la sanidad pública es una necesidad fundamental que se debe y tiene que tratar para mejorarla urgentemente.

El Ecuador tiene, y debe cambiar, este tipo de acontecimientos, son lamentables y vergonzosos que atentan contra la dignidad y derechos fundamentales de los seres humanos, como lo es el derecho a la vida. Este cambio lo tenemos que hacer entre todos, porque de lo contrario no podremos crecer, ni como seres humanos con dignidad, ni como economía. No podremos avanzar si seguimos funcionando con un sistema tan torcido que no prioriza al ser humano como pieza fundamental dentro del sistema. (O)

Pedro Javier Triviño R., Barcelona, España