Para asombro de la humanidad entera, se ha encontrado evidencia de que algunos de sus hijos poseen un corazón de piedra en medio de su caja torácica. Se los puede reconocer gracias a que esto causa una serie de manifestaciones muy ostensibles: una gran facilidad para decir mentiras, una enorme capacidad para engañar al prójimo y una codicia incontrolable que los hace hurtar y robar por dondequiera que vayan. Ellos son infieles por naturaleza para así elevar su empobrecida autoestima. Siempre están dispuestos a liquidar o mandar a matar a cualquiera que estorbe sus maléficos planes. Son capaces de practicar actos de extrema crueldad para que su ego no se reduzca. Entre ellos se reconocen porque todos son esclavos del mal y comparten la consigna del maligno: robar, matar y destruir. Pervive la esperanza de un cambio si es que se someten a un trasplante cardiaco, ejecutado únicamente por mano divina, caso contrario están destinados a practicar maldades sin fin, generando un gran sufrimiento a cada miembro de la sociedad humana. (O)

Gustavo Vela Ycaza, Quito