Sin caer en nacionalismos infundados o de incurrir en cuestionamientos injustificados, resulta alarmante las dictaduras impuestas por muchos años en países como Venezuela, Nicaragua, Cuba o Haití, y últimamente Rusia, donde la democracia, para la alternabilidad política-administrativa, es una tragicomedia, al amparo de las Fuerzas Armadas y de la Guardia Nacional, coludidas con esos regímenes, donde solo es promovido el candidato único, sin opositores políticos de ningún sector representativo. Nicolás Maduro, por ejemplo, ha dicho que ganará las próximas elecciones en Venezuela, el mes de abril venidero, por las buenas o por las malas.

La comunidad internacional y Maduro

En consecuencia habrá un nuevo sexenio con el privilegiado sucesor de Hugo Chávez, para que solo los que apoyan a Maduro se constituyan en los ungidos para dirigir las instituciones del Estado, del presente y del futuro. Así tendremos, a corto plazo, más venezolanos en el Ecuador. De los que ya han emigrado de su país, unos buenos que duermen bajo los puentes con sus niños, y otros no, que han sido captados por la delincuencia organizada, por la crisis política y económica de su país causada por sus predestinados dirigentes que se creen inmortales.

El dogma de las mayorías

El caso de Venezuela, la patria donde nació Simón Bolívar, el insigne libertador de cinco naciones, que forjó la Gran Colombia, es el más emblemático. Y como es común en el sentimiento popular, estaría avergonzado en su tumba al conocer lo que sucede en la actualidad con los venezolanos, que por millones huyen en la búsqueda ansiosa de poder sobrevivir.

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Los casos de Nicaragua, Cuba y Haití son casos difíciles de resolver por sus decisiones dictatoriales, con opositores perseguidos, encarcelados por años, pagando condenas interminables, encerrados en mazmorras lúgubres, sufriendo toda clase de agravios.

Difícil escenario

Esperemos que el Ecuador no caiga en esos devaneos dictatoriales y que el pueblo sepa escoger a sus mandantes, sin incurrir en fraudes electorales, con un Consejo Nacional Electoral que ya debería haber sido reorganizado, para que las instituciones no sean pasto de los narcotraficantes y de la delincuencia organizada. Que militares y policías cumplan su deber como lo vienen haciendo, y se constituyan en la verdadera fuerza que garantice la paz republicana, y que los ciudadanos de bien no tengan motivos para huir del país. (O)

Francisco Medina Manrique, periodista, Guayaquil