El pueblo mandante tuvo el malogrado acierto de haberlos elegido para que generen leyes y obras a favor del pueblo más necesitado. Pero estos dos poderes se han enfrentado a una penosa y miserable batalla de ida y vuelta que no genera nada positivo, solo un gran descrédito a nivel internacional. Y qué podemos decir del generoso sueldo que perciben estos jerarcas públicos cuya su obligación es redactar y preparar sabias leyes que abran una luz al final del túnel para disminuir el índice delincuencial que azota al país y crear fuentes de trabajo en donde los capitales nacionales y extranjeros inviertan y fomenten puestos tan necesarios. El Gobierno tiene la obligación de combatir el analfabetismo con una educación técnica, científica y de valores morales.
Asamblea Nacional: Lealtades a toda prueba
El pueblo grita al unísono que se reduzca el número de asambleístas, ya que hemos visto muchos de ellos en otras actividades o en su caso rindiendo honor al dios Morfeo. También, la ciudadanía pide que se eliminen los sueldos vitalicios de expresidentes y exvicepresidentes, al revertir estos valores servirán para favorecer a niños desnutridos, personas de la tercera edad y madres solteras.
La institucionalidad en Ecuador
Ecuador es un país libre y soberano y sus leyes deben ser producto de verdaderos patriotas que entreguen su sabiduría, sus valores y su vida a favor de este pueblo que quiere respirar tranquilidad, vivir en paz y salir del lodazal en donde se encuentra. Que no sea nuestro deseo copiar virtudes de otros magistrados, pero sí observar con admiración las genialidades de otros países que nos permitan corregir los errores de la vieja política. Basta de corrupción y de componendas políticas que lo que quieren es pescar a río revuelto y tapar los delitos de estos malos elementos.
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Basta de luchas innecesarias, hagamos historia para que nuestras futuras generaciones se sientan orgullosas de nuestra labor. (O)
Franklin Gallegos Avilés, teniente en servicio pasivo, Guayaquil
