Está escrito en la santa ley de Dios, no matarás; y es un principio escrito en la conciencia que no se puede negociar. Si está en nuestras manos intervenir para salvar millares de vidas de seres humanos pequeños e inocentes en el seno materno, no tiene sentido elegir el mal menor del veto parcial de la ley del aborto por violación, si podemos detener significativamente el mal mayor con su veto total.

¿Qué hace el médico ante el enfermo que tiene un absceso?, paños de agua tibia no son suficientes, con mano firme hunde la hoja del bisturí sobre el absceso y drena el fétido material y se inicia la curación del paciente. El ‘paño de agua tibia’ del veto parcial a la ley del aborto por violación no es suficiente ni curativo. La mano firme del veto total era la primera decisión correcta para defender y proteger en el Ecuador, a los pequeños por nacer. Todavía hay remedio, si nos equivocamos en el tratamiento, podemos corregir y suspender lo que está mal con una con observación precisa del Parlamento, rechazar esta sentencia contra derecho, contra la vida y contra la ley de Dios y de los hombres, contra la mujer profundamente herida y contra la Constitución que protege la vida humana desde su concepción. (O)

José Páez Jorquera, doctor en Medicina, Guayaquil