Los resultados de esta vorágine sanitaria COVID–19, que aún estamos pasando, dejan brechas imposible de saldar que obligan a las organizaciones mundiales de la salud a considerar los errores y fortalecer las bases de los futuros sistemas de salud que deben imponerse en el mundo. Resalto uno que cometió la Organización Mundial de la Salud (OMS), no considerar como aporte científico a la medicina veterinaria que quedó rezagada en la pandemia titilando voz de protesta que aún resuena en el mundo.

Al ignorar el origen de la pandemia a todas luces zoonótico hubo posiciones políticas equivocadas de líderes mundiales, donde la confusión y los errores se perpetuaron dando cabida al desconcierto social y la incertidumbre médica. Hoy la OMS dándose cuenta de su error, puso en vigencia el enfoque One health (‘Una sola salud’, estrategia para aumentar en el mundo la colaboración interdisciplinar del cuidado de la salud de las personas, los animales y el medioambiente para elaborar, implementar, programas, políticas, leyes y mejorar la salud pública); a pesar de haberla publicado hace más de 25 años, era hora de imponer su vigencia como está alentando en la actualidad; camino adecuado que debió imprimir dicho enfoque no solo al inicio de esta pandemia de COVID–19 sino en las pandemias anteriores producidas por agentes patógenos de la misma familia del coronavirus, como fueron la del SARS (2002) y MERS (2012), que tienen al murciélago como reservorio natural. Hoy, la Fundación Bamberg de España (estudia políticas de salud, gestión sanitaria y tecnologías de la salud) impulsada por la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), y la OMS y la OIE (Organización Mundial de Sanidad Animal) reunió a representantes públicos y privados en el encuentro ‘Spain one health 2022′ para intercambiar esfuerzos que limiten las amenazas para la salud pública, derivadas de las interacciones entre humanos, animales y medioambiente. (O)

José Manuel Aguilar Reyes, médico veterinario, Memphis, EE. UU.