La mentira anda de la mano, con las omisiones que en el ámbito judicial son consideradas como faltas graves, y en la parte de la organización, planificación, dirección y control, la existencia de las omisiones constituyen déficits, que en el lapso anual representan la desinstitucionalidad de una empresa sea pública o privada. Veamos dos ejemplos que permiten conocer los alcances de administrador, que por desconocimiento de las acciones de control tienen algunos de nuestros candidatos a presidente de la República:

1.- La falta de sostenibilidad de la Seguridad Social, al no resolver las devaluaciones de 2.000 % que el Gobierno hizo en 12 años desde 1987 a 1999, y que al devolverlos en 50 años corresponde a 40 % anual que los políticos presidenciables de turno ni saben de qué se trata. 2.- La falta de sostenibilidad de la seguridad social que se ve agredida desde tres orígenes, en la generación de un millón doscientos mil afiliados campesinos a $ 2 mensuales, cuando el 23 % de aportación mensual es sobre $ 450, que corresponde a $ 100 al mes por campesino y no $ 2, que debe de cubrir la diferencia el Gobierno y que representa un déficit actuarial anual de $ 1.200 millones anuales generados por tres ministerios que deben de ser patronos (no el Ministerio de Finanzas), a saber los ministerios de Agricultura, de Inclusión Social (que con $ 2 atienden a toda la familia) y el de Salud. Como es extensa la falta de control generada por la reestructuración de los gobiernos anteriores, al pasar de la Ley Orgánica de Administración Financiera y Control (Loafic) que fue cambiada por el Código Orgánico Administrativo (COA), y el Código Orgánico Financiero (COF) y la parte del control, se fue de vacaciones generando en los dos gobiernos anteriores una deuda pública elevada. La falta de preparación en administración de la especialidad de control de pérdidas es el motivo de diferir la continuación de este tema. (O)

Salvador Loffredo, ingeniero civil, avenida Samborondón