Regeneración es un término de múltiples interpretaciones en los variados campos del pensamiento, desde lo filosófico y religioso hasta la medicina, la vida de plantas y animales, llegando inclusive a lo político cuando se habla de lo urbano. No muy imaginable cuando se aplica al mundo de la agricultura y dentro de ella a esa porción misteriosa de los primeros centímetros de tierra responsables de la alimentación de los pueblos que constituyen los suelos productivos, aceptados como entes vivos en virtud de la existencia de miles de millones de microorganismos que se hospedan en ellos, interactuando constantemente para nutrir los cultivos. Son tantos que en una cucharadita cabe un número equivalente a la población mundial.

En los suelos es un proceso para restituirles las condiciones originales, devolverles su esencia profanada para el establecimiento de sembríos, cuando se rompió manualmente o con maquinarias su estructura primigenia, iniciándose una constante agresión al extraerse parte de su composición mineral y orgánica en busca de cosechas para la subsistencia de la humanidad; o recuperarlos cuando han perdido por erosión de toda índole su capa noble o cuando por el uso de tóxicos se han desmejorado al extremo de la extinción de la parte biológica. Se trata, por consecuencia, de reponer a los suelos agrarios las bondades preexistentes a la destrucción irracional de los árboles, sin el cuidado de haber practicado acciones conservacionistas.

El banano mantiene su buen desempeño y en 11 meses creció el 7 % en exportaciones

No son conceptos nuevos, hasta aparecen en las constituciones y leyes, pero muy pocos Estados las ponen en vigencia, Ecuador los tiene en su Constitución y otras normas secundarias con serios articulados que hacen vibrar de emoción, pero han quedado en letra muerta, pensamos porque se carece de conciencia en lo fundamental de los suelos y de los especímenes vivos que radican en ellos; pero, hay que reconocerlo, hay sociedades empresariales privadas que han iniciado campañas de restitución, reemplazando con eficacia la incapacidad pública, increíblemente son conglomerados que alcanzaron niveles de impopularidad y desconfianza que han revertido su comportamiento, entre ellas se encuentran las clásicas transnacionales del sector agropecuario impulsando programas concretos que llaman la atención y representan un plausible cambio de imagen.

Potencial agroindustrial no aprovechado

Siendo público, nos vamos a referir a dos o tres de ellas, la empresa Singenta, ahora Bayer, exhibe trabajos de campo con resultados que demuestran su afán de participar con eficacia en el desafío de la agricultura regenerativa, con tan férrea voluntad que reconoce bonificaciones a los campesinos que se sumen a la adopción de esa filosofía. En esa misma línea de conducta se encuentra la multinacional Nestlé, que paga mejores precios por el cacao resultante de esa saludable política vista con entusiasmo por los consumidores extranjeros. Igual podríamos decir de Carguil, del conglomerado francés Danone, del grupo norteamericano Wilmar y otros. Sería deseable que esa voluntad se concrete de manera generalizada a todos los productos agropecuarios que distinguen al Ecuador en los competidos mercados del mundo. (O)