Paso 1. En su primer mandato en la Casa Blanca, Donald Trump ya lanzó una fase más limitada de incremento de aranceles.
Paso 2. En campaña anunció que volvería con más energía, porque no es aceptable que EE. UU. tenga un gran déficit externo del que se benefician otros países, en gran medida como consecuencia de aranceles más bajos, y eso implica pérdidas de producción y empleos (la mayor parte de economistas discrepamos, pero es la visión).
Paso 3. Hace pocos días anunció su Liberation Day: un listado de países a los que se les aplicaba desde un arancel mínimo del 10 % (como Ecuador) hasta casi el 50 % para varios asiáticos (excluidos algunos que ya tenían otro tipo de sanciones). China, un caso especial porque se le aplicó el 34 %, que al sumarse a aranceles anteriores eleva mucho la carga, pero recordemos que ahí es una decisión más amplia y clara: frenar la expansión china en el mundo (esto me parece que tiene bastante sentido).
Paso 4. La reacción política, más allá de ciertos reclamos obvios, fue tibia porque hay pocos países deseosos de enfrentar al poder geopolítico de EE. UU. La reacción directa fue de China, que anunció una elevación similar de aranceles para productos americanos. Batalla geopolítica.
Nota. Recordemos que en términos de tamaño de la economía, EE. UU. y China ocupan el lugar #1 y #2 mundial, respectivamente, o al revés si se hace el ajuste por poder adquisitivo (el llamado PPP o PPA). Pero en términos de PIB por habitante, EE. UU. ocupa el lugar #7, mientras China está alrededor del #70. Hay aún una enorme diferencia.
Paso 5. Muy fuerte reacción en los mercados. Empresas (americanas y otras) afectadas porque sus cadenas de producción son mundiales y los aranceles las impactan fuertemente con sus proveedores. Vientos de incertidumbre, recesión e inflación. Las bolsas de valores se derrumbaron; ejemplo: el S&P500 en EE. UU. cayó de 6.000 a 5.000 puntos en dos meses, sobre todo en estos días (¿por qué?, porque una recesión implica menos ventas y utilidades, y el valor de mercado es simplemente el valor presente de esas utilidades futuras). Dólar debilitado porque inversionistas lo abandonan buscando mejores refugios (ejemplo, el franco suizo pasó de 0,91 a 0,83 por dólar). Tasa de interés más elevada en los bonos del Gobierno americano, sobre todo porque los bancos centrales han estado vendiendo bonos para tener liquidez que les permita intervenir en los turbulentos mercados (¿alguna manipulación china?).
Paso 6. Trump decide otorgar un plazo de 90 días para la aplicación de los nuevos aranceles, y rebaja todos al 10 %. ¿Por qué? Pánico del mercado, presiones empresariales, llamados a negociar de varios países. A todos, salvo a la China, a la que los incrementa. Retorno de cierta calma limitada, sobre todo en bolsa.
¿En 90 días? Un escenario extremo (positivo aunque la desconfianza quedará) es que EE. UU. anuncie: se mantiene el 10 % y se avanzará en las negociaciones mientras los países mantengan la buena fe y se vean resultados. El otro extremo (muy malo) es que todo vuelva como antes del paso 6, con mayores temores y riesgos. Lo más probable: lo primero. ¿Y EE. UU./China? Hay poco margen de maniobra para los dos. ¿Quién cederá primero? Creo que China... La historia continuará. (O)