La necesidad de un código de ética profesional para abogados en Ecuador es más urgente que nunca. En un país donde la abogacía es una de las profesiones más populares y donde el número de abogados inscritos crece constantemente, es esencial abordar la crisis moral que afecta a esta noble profesión. El estereotipo del abogado corrupto, que gana casos por sus conexiones y no por su conocimiento legal, ha socavado la confianza en el sistema judicial ecuatoriano y generado repercusiones que van más allá de la profesión misma.

Los casos Metástasis, Purga y, ahora, Plaga son testimonios de la podredumbre que infecta nuestro sistema de justicia. La corrupción judicial, un problema endémico en Ecuador, tiene en los abogados corruptos a sus principales instigadores y beneficiarios. Detrás de cada juez corrupto suele haber un abogado dispuesto a manipular, sobornar o chantajear para obtener resultados favorables. Esto no solo socava la justicia, sino que también tiene un impacto negativo en la sociedad en su conjunto, minando la confianza en el Estado de derecho y obstaculizando el desarrollo económico y social.

La abogacía y sus dificultades

Además, las deficiencias en el sistema legal ecuatoriano, como la falta de un código de ética profesional sólido, permiten que la impunidad prolifere entre los abogados. A diferencia de jurisdicciones como los EE. UU. o países europeos, donde las violaciones éticas pueden resultar en sanciones claras y ejecutables, en Ecuador las conductas deontológicas suelen pasar desapercibidas a menos que constituyan delitos graves. Esta falta de responsabilidad fomenta un ambiente en el que los abogados pueden actuar con impunidad, socavando aún más la integridad del sistema legal.

Para abordar esta crisis, es fundamental la implementación de un código de ética profesional integral para los abogados en Ecuador. Modelos como el Model Rules of Professional Conduct de Estados Unidos o el Estatuto General de la Abogacía Española podrían adaptarse fácilmente a la realidad ecuatoriana. Este código establecería estándares claros de conducta ética y proporcionaría mecanismos efectivos para hacer cumplir estas normas, incluidas sanciones apropiadas para aquellos que violen las reglas éticas.

El baile de los que sobran

La adopción de un código de ética profesional no solo beneficiaría a la profesión legal en Ecuador, sino que también fortalecería el sistema judicial en su conjunto. Ayudaría a restaurar la confianza del público en la integridad de los abogados y del sistema legal, promoviendo así la equidad y la justicia para todos los ciudadanos. Además, ayudaría a disuadir la corrupción y mejorar la calidad y la transparencia de los servicios legales en el país.

Sin embargo, la implementación de un código de ética profesional no será suficiente por sí sola. También se necesitará un compromiso firme por parte de autoridades y la comunidad legal para cumplir estas normas y para promover una cultura de integridad y responsabilidad en la profesión legal. Solo entonces podremos comenzar a abordar de manera efectiva la crisis moral que afecta a la abogacía en Ecuador y a restaurar el prestigio y la dignidad de esta noble profesión. (O)