La invitación señalaba una conferencia magistral “El Nuevo Mundo, reflexiones sobre democracia”. Asistí gustoso a la cita del dos veces presidente de Uruguay Julio María Sanguinetti (JMS), en la UEES, invitado por Roberto Illingworth, exembajador del Ecuador en ese país. Un verdadero acontecimiento, en esta realidad tan falta de gente serena y madura, que proclame verdades permanentes y encienda luces, en un momento confuso y carente de certezas. El mismo JMS los calificó como tiempos recios, duros, inciertos, no solo en Ecuador o América Latina, sino en el mundo entero.
En noviembre de 1989, cuando cayó el muro de Berlín, todos creíamos que la Guerra Fría terminaba, luego de 70 años de extremo comunismo en la URSS o de 45 años de una precaria paz, a medias apenas, luego de finalizada la II Guerra Mundial. El mundo supuestamente se alistaba para una nueva era de paz y nacimiento de la globalización, un claro triunfo de las doctrinas liberales del capitalismo económico. Ha pasado un tercio de siglo: ningún buen augurio funcionó; al contrario, todo luce muy incierto, no existe paz ni prosperidad generalizada, menos en muchas regiones y zonas en conflicto.
Estados Unidos, que debió prosperar y liderar el mundo libre, ha comenzado una política sobreproteccionista que contradice e impide el libre comercio. No es capaz de convivir, ni siquiera con sus vecinos más cercanos, y reniega del TLC con México y Canadá. Rusia amenaza a Europa e invade mortal y arbitrariamente a Ucrania, poniendo en riesgo el bienestar de su propia población, con una guerra que no genera ningún bien. China en alianza con Rusia y Corea del Norte ponen en duda el futuro y la paz mundial. El Medio Oriente continúa siendo un polvorín e Israel es incapaz de alcanzar acuerdos con sus vecinos árabes.
Sanguinetti insistió en la necesidad de diálogos y consensos. Instó a los jóvenes presentes a no desanimarse ni excluirse o darse por vencidos, a participar siempre activamente en la vida política, en las decisiones y elecciones. Señaló la necesidad de que todos los países propicien el fortalecimiento de los partidos políticos, para que sean más fuertes y faciliten arribar a consensos y brindar soluciones democráticas. Otro elemento indispensable en una verdadera democracia, el respeto a la ley y la necesidad de una Justicia profesional, imparcial, independiente de intereses políticos, blindada contra la corrupción y la influencia del poder político.
“Una constitución no tiene necesariamente la magia de un buen gobierno. Los populismos, que eran normalmente de izquierda, hoy son de derecha. Esto habla de un mundo confuso. La actividad política es una administración constante de egos. No se agota en una protesta. Se debe concentrar en defender los ideales de libertad y democracia. Sin embargo, es el sistema que le ha dado más prosperidad al mundo y ha sacado más gente de la pobreza”, sentencia JMS. El 16 de noviembre deberemos concurrir a las urnas. Hagámoslo responsablemente, contestando sí a las cuatro preguntas, respaldando al Gobierno y la vigencia democrática. (O)












