Juntos enfrentamos importantes desafíos, y el rol del Gobierno es ayudar a procesarlos, para alcanzar objetivos compartidos: superar la pandemia, crecimiento (¿5% anual?) con empleo y mejores ingresos, apoyo a la gente con menos oportunidades (retorno a la educación, nutrición, hambre)… con sostenibilidad (los espejismos engañan y solo dejan graves secuelas, como desde 2007), libertades, ética, justicia y responsabilidad.

Uno. Pandemia. Concretar 9 millones de dosis en 90 días, ¡100.000 diarias! Solo se puede bajo un esquema combinado de acción estatal (llegando a los más vulnerables) y privada (redes de farmacias, centros médicos, empresas). Mantener la red de salud en marcha (pruebas, equipamiento, atención a contagiados) y restricciones sensatas (¿lo son las actuales?).

Dos. Más y mejor empleo… para todos: trabajadores (sobre todo los jóvenes), empresarios, clientes y Gobierno. ¿Cifras? Solo 35% de la gente con empleo adecuado, mitad del empleo informal, jóvenes con baja capacitación que encuentran difícilmente trabajo, empresas sobre todo pequeñas que no pueden pagar un costo básico de $ 550 al mes, además de cargas adicionales y tramitología inaceptable. Necesidad: una reforma de “sentido común”, lo que 80% de trabajadores y empleadores consideraría sensato para mejorar.

Tres. Reforma del sistema de jubilaciones. ¿Cifras? Alrededor de 3 millones de aportantes y 500.000 jubilados. Entre los aportes de los primeros (casi 10% del ingreso mensual) y lo que los segundos reciben, hay un hueco creciente de casi $ 2 mil millones anuales. Por ahora se cubre con una merma en el patrimonio (que es de apenas $ 7 mil millones) y el aporte estatal del 40%. Pero es insostenible, porque el 40% crecería en el futuro absorbiendo parte sustancial del IVA e Impuesto a la Renta, y eso se refleja en el déficit actuarial (proyección hacia el futuro, expresado en valor actual) que supera $ 100 mil millones. Tampoco creamos que al sistema solo se lo mejora con un manejo más transparente (sin duda, esencial) o incorporando más aportantes (solo “empuja” el problema). Indispensable: reforma de fondo. ¿Podemos no hacerlo? Claro, hasta que en poco tiempo el sistema estalle.

Cuatro. Reforma del Estado. ¿Cifras (sin IESS)? Déficit anual de 4 mil millones y necesidades de financiamiento del doble. Gasto total que supera 30 mil millones (incluyendo malos subsidios, como combustibles, que deben ser eliminados con focalización), y es absolutamente excesivo porque mucho es gasto improductivo que no aporta ni en lo social ni económico ni institucional; pero sí potenciar el apoyo a los más afectados, para salir de la crisis. E ingresos de casi 20 mil millones entre impuestos, tasas y otros, más el petróleo que recordemos es un aporte de los ciudadanos (nosotros somos los dueños); el sistema tributario debe sin duda ser racionalizado (ejemplo, eliminar exoneraciones), sin aumentar impuestos sino cobrando mejor

Cinco. Apertura al mundo. ¿Cifras? Arancel promedio 13% frente a 1% en países vecinos, un 60% menos de acuerdos comerciales (con EE. UU. es prioritario) e intercambios mundiales insuficientes (exportaciones: apenas 15% del PIB sin petróleo, podemos más)… ¡Desafíos para que las buenas expectativas actuales se conviertan en resultados positivos! (O)