En Argentina Javier Milei, candidato independiente, propone dolarizar. Se prevé que en las próximas elecciones calificaría a la segunda vuelta desplazando al oficialismo. Los BRICS -Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica- buscan una moneda común distinta al dólar. Brasil y Argentina hablan de una moneda Sur. Andrés Arauz propone que Ecuador modifique la dolarización para que el dólar quede de uso exclusivo del Estado, mientras que a los ciudadanos se les incautan los dólares y se les da a cambio una unidad de cuenta virtual, no convertible a moneda alguna. Unos quieren el dólar, otros alejarse de él.

Tener una moneda común no es posible entre países con políticas fiscales divergentes y sin una verdadera integración. Le tomó años a la Unión Europea adoptar el euro, y persisten los problemas. Los BRICS están lejos de la integración.

Los BRICS más que desdolarizar quieren crear un centro financiero alternativo: Nueva York, Londres y Tokio funcionan en tándem y solo valores depositados en esos centros se negocian globalmente.

Un país no puede aspirar a que su moneda sea de reserva y competir con el dólar si carece de una economía grande y abierta. China es grande y es abierta al comercio en bienes, pero no permite el libre flujo de capitales y fluctuación de la moneda, lo cual es indispensable para ganarse la confianza de los capitales mundiales. Un motivo porque ni el real brasileño ni el peso mexicano cuentan en el resto de América del Sur (salvo el real en Argentina) es porque México y Brasil son países proteccionistas. Ambos están cerrados a los productos estrella de Ecuador.

Los BRICS tienen una doble motivación:

- Cuando un país viola flagrantemente el orden internacional, Washington se reserva el derecho a congelar los fondos de ese país en el mercado financiero estadounidense. Lo hizo con Irán y con Rusia, que perdieron acceso a sus reservas internacionales. Algunos de estos países quieren protegerse ante tal eventualidad.

- EE. UU. está sancionando el lavado de dinero. Los políticos ecuatorianos que se llevaron sus coimas en dólares hoy tienen que dimitir bienes (allá, ¿acá?, bien, gracias). Los políticos corruptos de todo el mundo están en búsqueda de un nuevo centro financiero donde los dineros mal habidos gocen de protección.

Los argentinos, por su parte, están agobiados con una inflación de más del 100 % y con un mercado cambiario tan segmentado que el Gobierno acaba de crear un “dólar Malbec” para las exportaciones de vino. El valor del dólar depende del tipo de transacción. Los argentinos añoran la libertad de ganar sus sueldos y percibir sus pensiones en una moneda firme que sirva en cualquier parte del mundo, como es el caso del Ecuador. Aunque corremos el peligro de que esta libertad se abrogue.

En Ecuador la dolarización frenó a raya la inflación y nos trajo estabilidad. Lamentablemente, no se montó completo su andamiaje jurídico. El Banco Central debió convertirse en el Banco de la Nación, donde tengan cuentas las entidades del sector público, pero que esté prohibido de prestar o invertir en papeles del Estado. Como no se lo hizo, quedamos vulnerables a que gobiernos que no se atengan a las reglas de una economía dolarizada, busquen financiarse con ecuadólares.

Si los argentinos dolarizan, que lo hagan completo. (O)